El mundo está presenciando el inicio del fin del dólar como la moneda de reserva preferida en el mundo. Obviamente este declive es gradual y no muy perceptible en el día a día y aún estamos lejos de que todo el mundo repudie al billete verde. Pero sin duda cada vez más personas y entidades en el mundo se están dando cuenta de ello y prefieren usar esta divisa para comprar otros activos que estén subvaluados, como el oro o la plata.
Y eso es lo que están haciendo los bancos centrales, que desde 2014 han detenido el incremento de sus reservas internacionales en dólares, inclusive, estas se han reducido 479,000 millones de dólares. Este hallazgo lo reportó el muy reconocido empresario e intelectual Hugo Salinas Price, en un gran artículo publicado el pasado 30 de abril. Salinas Price ha seguido el desarrollo de la acumulación de reservas de dólares desde hace varios años.
“El crecimiento explosivo de las reservas internacionales en bancos centrales que comenzó en 1971 se detuvo en 2014; y después de eso, ni siquiera el gigantesco déficit comercial de 3.6 billones (millones de millones) de dólares de Estados Unidos pudo contribuir para que las reservas internacionales continuaran creciendo”, comenta el magnate.
Este cambio sustancial, puede deberse, a decir del empresario mexicano, a que las grandes potencias exportadoras llegaron a una conclusión en 2014: su principal cliente, Estados Unidos, necesariamente tiene que incrementar su déficit comercial cada año, y eso es un problema muy serio, creciente y permanente. Por ello, tuvieron que frenar el incremento de sus reservas internacionales en dólares porque, de lo contrario, habría un gran incremento de dinero en circulación.
“En otras palabras, acumular más reservas significa importar inflación desde Estados Unidos”, comenta Salinas Price.
Y surge una pregunta muy importante: si entre 2014 y 2019 Estados Unidos pagó al mundo 3.6 billones de dólares mientras que los bancos centrales redujeron sus reservas internacionales, ¿dónde está todo ese dinero? Siguen en Estados Unidos, pero en cuentas bancarias de privados y de empresas. De este modo, esos dólares continúan en el sistema bancario de norteamericano.
“El comercio continúa y los dólares se siguen usando para cubrir los déficits de exportación, pero los bancos centrales de los países exportadores ya no están reteniendo dólares (…) a partir de abril de 2014, ya no consideran al dólar como una inversión deseable, y esto marca el fin de una era.”
Hugo Salinas cree que es probable que el valor del dólar entre en una etapa de declive generalizado en todo el mundo, pues los bancos centrales lo descartan cada vez más y se mueven hacia el oro, el nuevo elemento que desean para sus reservas. Y estamos de acuerdo.
Como hemos contado en varias ocasiones, Rusia y China son los países con mayor apetito por oro y la ruta de este metal precioso va de Occidente a Oriente, es decir, los lingotes ya no se quedan en las bóvedas de los bancos de Inglaterra o de Suiza, y no volverán jamás.
Beijing usa los billetes verdes para comprar otros activos tangibles, como commodities (materias primas) o tierras en África Central, mientras que Moscú se está deshaciendo de sus dólares, tanto por razones geopolíticas (para evadir las sanciones de Washington) como económicas.
Y lo más interesante del asunto es que, con un precio bajo, los países e inversionistas particulares seguirán acumulando más metal.
“El gobierno de EU pensó que manipulando el precio del oro para mantenerlo bajo, y detenerlo cuando subía, iba a disuadir al mundo de invertir en oro. No han comprendido que no siempre están tratando con inversionistas privados, simples y desconocedores, sino que también hay individuos inteligentes, que fácilmente pueden darse cuenta de la farsa que montaron. Por eso, el bajo precio del oro, que ellos mismos propiciaron, ha resultado un excelente incentivo para que los rusos, los chinos y otros orientales adquieran mayores cantidades de este metal.”
De acuerdo con el Gold Yearbook 2019, de CPM Group, se espera que los bancos centrales agreguen alrededor de 14.5 millones de onzas de oro a sus tenencias sobre una base neta durante 2019 y, “si bien es más bajo que los niveles observados en 2018, sigue siendo un nivel respetable de la demanda neta de este sector.” Ello, sin considerar que las cifras oficiales, históricamente subestiman las cifras más realistas de acumulación de oro.
Rusia y China son ejemplo de ello y México debería hacer lo propio. Este año ya se han cumplido siete años desde la última compra de oro de Banxico. Ojalá corrigiera este error.