Las acciones cerraron la jornada de ayer en niveles bajos, lo que no es ninguna sorpresa, dado el repunte de la semana pasada y las tendencias que hemos visto estos últimos 18 meses. Desde ayer, el call wall del S&P 500 sigue estando en 4.400, lo que significa que este índice permanecerá limitado hasta que el call wall suba o hasta que el índice vuelva a bajar.
Sigo creyendo que la semana pasada no fue más que un caso de estrangulamiento gamma, que terminará de la misma manera que han terminado otros estrangulamientos gamma, que es una vuelta a los orígenes en torno al nivel de los 4.100. Además, cuando me llamaban permabull, siempre me recordaban que los mercados no tocan fondo los viernes, y el 27 de octubre fue viernes.
Estos repuntes se han deshabilitado en el mejor de los casos a lo largo de 2022, y tienden a terminar de forma similar. Si esto es correcto, el call wall de 4.400 debería actuar como techo para el avance de las acciones y, finalmente, debería observarse otro descenso tal y como hemos visto desde mediados de verano y la mayor parte del año pasado.
Los tipos suben a la espera de la subasta
Los tipos subieron ayer, aumentando el rendimiento de los bonos a 10 años y manteniéndose en el nivel de soporte de la media móvil de 50 días aunque —lo que es más importante—, en un nivel de soporte a corto plazo en torno al 4,5%. Es necesario que el rendimiento de los bonos a 10 años supere el 4,8% para hacernos una idea más clara de hacia dónde se dirigen los tipos a 10 años. Las subastas de bonos del Tesoro que comienzan hoy nos darán muchas pistas al respecto.
Si los tipos bajan, podría contribuir a impulsar el call wall del S&P 500, así como al índice mismo, y posiblemente devolverlo a los 4.500 puntos.
Pero en este momento, no hay pruebas que apoyen eso, y en este momento, dada mi opinión sobre la economía y la inflación, tiendo a pensar que los tipos no van a bajar, sino que van a seguir subiendo.
Pero, de nuevo, esta semana aportará mucha información. Por tanto, intento mantener la mente abierta. Básicamente, el S&P 500 sigue cotizando en consonancia con los tipos y el dólar, y hasta ahí, nada ha cambiado.
Ayer, observamos también que el índice CDX High Yield subió un poco. Ésta es una parte de la ecuación que parece muy importante para la evolución de las acciones, no a corto plazo, sino a largo plazo.
Si los diferenciales de crédito siguen ampliándose, será difícil que suban las acciones, independientemente de que estemos en un momento estacionalmente alcista del año o de cuántos indicadores de aliento o flujos Vanna y Charm tengamos, o de los colores del arco iris.
El S&P 500 lleva meses cotizando con diferenciales de crédito, una medida de las condiciones financieras. Si los tipos siguen subiendo y los diferenciales se amplían, no va a ser un cuarto trimestre feliz.
Desgraciadamente, esperaba que el 27 de octubre, cuando llegáramos a los 4.115 puntos en el S&P 500, como había comentado en repetidas ocasiones desde el verano, me dieran la oportunidad de hablar y pensar en hacia dónde podría ir el S&P 500 en 2024. Pero esa oportunidad nunca se dio, así que me encuentro en la misma posición en la que estaba hace tres semanas, tratando de averiguar qué pasará a continuación en este interminable tiovivo.
Mi mayor problema es que me gusta moverme en un mundo de hechos, mecánicos, fundamentales y técnicos. Ahora mismo, ahí es donde me llevan.