La deuda pública en todas partes se expande a un ritmo exponencial. La de Estados Unidos, por ejemplo, está creciendo mes a mes muy por encima de los niveles históricos, y podría volverse inviable en los próximos años si no se toman medidas para controlar el déficit fiscal, según se lee en un nuevo reporte de Jacob Gordon, estratega del influyente banco Goldman Sachs (NYSE:GS), al que tuvimos acceso en Top Money Report.
La deuda total de ese país aumentó en más de 600 mil millones de dólares tan sólo el mes pasado –advierte–, alcanzando un nuevo récord de 33 billones de dólares, un incremento que equivale al total de la deuda emitida durante las crisis económicas más graves en la historia estadounidense.
Tan sólo en los últimos tres meses, la deuda se disparó en un billón de dólares y se espera que esta tendencia se acelere en 2024, cuando la emisión neta de bonos del Tesoro aumentaría un 60 por ciento con respecto a 2023.
Para Gordon, esto ejercerá una enorme presión sobre el mercado de bonos, que deberá absorber toda esta nueva deuda en un contexto en el que la Reserva Federal (Fed) está reduciendo su hoja de balance y los inversionistas extranjeros, especialmente China, están disminuyendo sus tenencias de papeles de deuda del Tesoro.
La demanda de los grandes tenedores extranjeros se ha desplomado, asevera el analista de Goldman Sachs, por lo que urgen nuevos compradores en el mercado para evitar una crisis.
Dada la ausencia de ese tipo de inversores, se espera que los gestores de fondos, los fondos de pensiones y los hogares estadounidenses se conviertan en los principales demandantes marginales de esos instrumentos de deuda gubernamental.
El pero es que estos inversionistas domésticos son mucho más sensibles a las tasas de interés, por lo que el gobierno estadounidense se vería forzado a pagar rendimientos mucho más elevados para colocar su deuda, lo que dispararía el pago de intereses de la misma y empeoraría el déficit fiscal. Un círculo vicioso.
La presión de la emisión de deuda del Tesoro seguirá aumentando trimestre a trimestre, con la mayor parte del incremento aún por venir. Para 2024, el gobierno necesitará emitir 1.8 millones de millones de dólares en nuevos bonos para financiar su déficit, una cifra récord.
Pero si bien los hogares estadounidenses han aumentado sus tenencias de deuda pública en lo que va del año, no parece viable que puedan llenar el enorme vacío financiero que se abriría si no hay nuevos compradores externos. Tan sólo en 2022, ese hueco equivale a 7 millones de millones de dólares, imposible de tapar sólo con ahorro doméstico.
Algunos analistas sostienen que la Fed tendrá que intervenir nuevamente para monetizar la deuda vía flexibilización cuantitativa (QE, de quantitative easing, eufemismo para lo que llanamente es impresión monetaria), tal como lo hizo durante la Gran Recesión de 2008, pero esto implicaría inyectar billones de dólares a la economía, lo que podría tener graves efectos inflacionarios en el peor momento. Otro círculo vicioso.
México no se queda atrás: hay un muy rápido incremento de la deuda pública en este sexenio
El actual gobierno de la República ha continuado con la tendencia al endeudamiento de sexenios anteriores, pero convirtiendo lo que debe en dólares a pesos (deuda externa en interna), con el objetivo de reducir la vulnerabilidad ante choques desde el extranjero; sin embargo, así está encareciendo mucho también el servicio de la deuda (pago de intereses).
Además, el endeudamiento no ha sido acompañado por el fortalecimiento de los ingresos públicos, lo que limita la capacidad de pago, advierte el académico Enrique Cárdenas, economista del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y de la Universidad de Yale.
El especialista cita como ejemplo que en 2023 se requerirá casi toda la recaudación del impuesto al valor agregado (IVA) para pagar el servicio de la deuda, mientras que ya se han agotado los fondos de reserva.
La deuda alcanza ya el 50 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), un nivel ya elevado tomando en cuenta la baja capacidad recaudatoria de México, lo cual es del conocimiento de los mercados y, por tanto, representa un riesgo.
Por otra parte, Marco Pérez Valtier, socio director de Econometría Aplicada SC, afirma que el presupuesto para 2024 rompe la concordancia entre las políticas fiscal y monetaria restrictiva hasta hoy existente. El significativo aumento del gasto y el déficit fiscal contrastan con las altas tasas de interés del Banco de México (Banxico) para controlar la inflación.
Dicho de otra manera: mientras Banxico combate la inflación, el gobierno del país la alienta mediante un derroche público no visto en más de 30 años.
Las cifras de Hacienda sobre el nivel de deuda no cuadran, asegura Pérez Valtier. Utilizando datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), estima que la deuda sería del 50 por ciento del PIB en 2023 y podría llegar al 54 por ciento o más en 2024, si se dispara el tipo de cambio. Esto, sin considerar otros adeudos no reportados, que elevarían el total de manera muy grave.
Así, subraya el especialista, la deuda equivale a 2.23 años de ingresos presupuestarios, muy por encima del límite del 100 por ciento que marca la Ley de Disciplina Financiera de las Entidades Federativas y los Municipios, lo que compromete seriamente la estabilidad de las finanzas públicas del país.
En fin que quizá ya la deuda pública global en el mundo dejó atrás el punto de no retorno y, de ser así, muchos años de inflación elevada nos quedan por delante.