La moderación de la inflación en EUA allanó el camino para que el peso mexicano buscara consolidarse por debajo de los $17.0 spot. La posibilidad de que el ciclo de endurecimiento monetario por parte de la Fed esté cerca de concluir, aumentó el apetito por activos de mayor riesgo provocando un retroceso generalizado del dólar y que la moneda mexicana se apreciara a su mejor nivel desde diciembre de 2015, alrededor de $16.70.
Como ocurre la mayoría de las veces, el mercado sobre reacciona a la cifra económica, en este caso la de los precios al consumidor de EUA. Debido a efectos base favorables y retrocesos muy robustos en los precios de energéticos, la tasa anual general se ubica ya en junio en su mejor nivel en dos años.
Para los inversionistas y operadores, el éxito de la Fed en el control de la inflación es innegable. Consideran que está muy cerca del objetivo del 2.0% y que es cuestión de tiempo en el que se alcance.
Sin embargo, dejan fuera el hecho de que el escenario todavía es muy incierto, que en los próximos meses podría haber algunos rebotes en la tasa anual, que el rubro de servicios no deja de subir y la parte subyacente se mantiene muy alta en 4.8%.
Lo anterior ha generado que en el mercado de futuros se consolide la idea de que ya no serán necesarias más alzas en la tasa de interés, más allá de la que muy probablemente sucederá este mes.
La reacción en los mercados financieros no se hizo esperar. Estas especulaciones animan a los mercados en vista de que la lucha contra la inflación parece estar ganando terreno, lo que orillaría a tener una Fed menos presionada para seguir enfriando la economía mediante subidas adicionales.
El soft landing de la economía estadounidense comienza otra vez a cobrar sentido y los mercados empiezan a descontar dicho escenario. Sin embargo, esta situación no está garantizada y la percepción puede cambiar rápidamente en los próximos meses.
El dólar sufrió un fuerte retroceso generalizado frente a la mayoría de las monedas en el mundo, con el índice DXY ubicándose por momentos en su nivel más bajo en poco más de un año. La mayoría de las tasas de interés de los bonos gubernamentales bajaron. La apuesta para los inversionistas es muy clara, el fin del endurecimiento monetario está a la vuelta de la esquina.
Con ello, el peso mexicano intensificó su rally positivo de los últimos meses y aunque ya había logrado en días previos romper la barrera de los $17.0, este nuevo escenario con los recientes datos de inflación le ayudaron a consolidarse por debajo de dicho umbral.
La gran pregunta en el aire es qué va a pasar con la cotización del peso mexicano hasta el próximo encuentro de política monetaria de la Fed, este 26 de julio.
La moneda ha roto todos los pronósticos. El diferencial de tasas de interés entre México y EUA se mantiene atractivo, aunque la expectativa es que se reduzca en el corto plazo. Es difícil anticipar en qué nivel de diferencial los reacomodos de portafolios se intensificarían a favor de activos denominados en dólares.
Dado ese contexto, en los siguientes poco menos de 10 días no se pueden descartar ganancias adicionales del peso. Así, niveles como el $16.50 lucen factibles. Tampoco regresos a los $17.0 por toma de utilidades o incrementos en la aversión al riesgo por preocupaciones en torno a China. Posteriormente, los anuncios y mensajes que termine enviando la Fed a finales de mes serán determinantes para definir el comportamiento durante agosto y principios de septiembre.