Se sabe que en mayo el gobierno mexicano empezó a realizar los primeros movimientos para su programa anual de coberturas petroleras, el más grande del mundo. El objetivo del programa es comprar un seguro (opciones “put”) que le garantice un precio mínimo para una producción de crudo de entre 200 y 300 millones de barriles y cubrirse del riesgo de que sufra un desplome repentino, como sucedió en 2014. Por eso, la reunión del pasado fin de semana en Viena eran tan importante para México, a la que acudió el sábado como país externo a la OPEP: a México le interesa, en plenas negociaciones de la cobertura, que el precio sea muy elevado y estable, de modo que pueda fijar un precio mínimo por barril atractivo a un costo barato.
Visto así, el resultado fue óptimo para México. A la OPEP, liderada por Arabia Saudí, se la han añadido diez países externos a la OPEP, encabezado por Rusia. Eso es lo que se ha venido en llamar la OPEP ampliado (OPEP+). Pero por fuera anda Estados Unidos, con Trump de jefe, dando órdenes. Entre los tres controlan todo el cotarro petrolero, y su objetivo parece claro: lograr un precio de petróleo alto pero que no sea excesivo, esto es, que sea compatible con el crecimiento económico mundial, del cual los tres puedan sacar el mayor provecho.
Así pareció leerlo el mercado: el viernes, cuando se anunció el acuerdo de la OPEP (y que el sábado fue secundado por la OPEP+) el precio del petróleo tuvo su mejor jornada en mucho tiempo: el WTI, el viernes, se disparó 4.6%, su mayor alza desde finales de 2016, para terminar en 68.58 dólares, y el Brent se elevó un 3.4% hasta los 75.55 dólares.
Durante un año y medio, la OPEP+ se ha encargado de reducir la oferta con el fin de propiciar un aumento de los precios del petróleo tras el colapso que sufrieron a partir de mediados de 2014 ante el exceso de producción generado por el “fracking” de Estados Unidos. En noviembre de 2016, se acordó retirar en torno a 1.8 millones de barriles al día (mbd) de manera compartida, de los cuales 1.2 mbd correspondían a la OPEP y 0.6 mbd a países externos a la OPEP como Rusia o México.
Sin embargo, los recortes en la producción de la OPEP han superado en mucho lo acordado, no sólo por el acuerdo en sí, sino porque varios eventos geopolíticos han mermado la producción de crudo en varios miembros de la OPEP. En Oriente Medio, donde se sigue cociendo la geopolítica de la energía, tuvimos una crisis en Qatar, sometido al bloqueo de Arabia Saudí y otros aliados; el recrudecimiento de los conflictos en Yemen; o el ataque de Estados Unidos sobre Siria por los ataques químicos del régimen de Bachar al Assad. Pero fuera de Oriente Medio, también se han producido disrupciones en el suministro de crudo: la más grave se dio en Venezuela, donde la producción es en torno a 500,000 barriles al día inferior a lo permitido ante la grave crisis política y económica en el país, o en Libia y Nigeria debido a los ataques de milicias a campos petroleros ante la inestabilidad interna de esos países. El caso es que la producción de crudo de la OPEP, que en noviembre de 2016 era de 34.1 mbd, en mayo apenas era de 31.9 mbd, una caída de 2.2 mbd, por lo que el recorte de la OPEP ha sobreexcedido el límite acordado en torno a 1.0 mbd y sus inventarios se han reducido a niveles ligeramente inferiores al promedio observado en los últimos cinco años.
En medio de esa situación, Donald Trump dio la puntilla a la OPEP al romper el pacto nuclear con Irán firmado por Barack Obama en 2015, reinstaurando las sanciones económicas contra el país persa, el tercer mayor productor de la OPEP por detrás de Arabia Saudí e Iraq. Esa decisión no sólo recrudeció la tensión política en Oriente Medio, al sentir Irán que era un ataque directo de Estados Unidos junto a sus aliados de la región (Israel y Arabia Saudí), sino que además ponía en riesgo la producción de 1.0 mbd iraníes derivado de las sanciones económicas. El rompimiento del pacto nuclear con Irán significó un renovado impulso del petróleo.
El caso es que entre unas cosas y otras, el mercado petrolero se ha ido reequilibrando, y conforme lo hacía, el precio del barril entró en una larga escalada que llevó el precio del crudo a máximos de tres años y medio. Desde el acuerdo de la OPEP+ de noviembre de 2016, el WTI se ha disparado más de un 50% y el del Brent ha trepado un 63% y ha regresado cerca de los 80 dólares el barril.
Ahora, los precios de petróleo están demasiado altos y a los dos líderes de la OPEP+, esto es, Arabia Saudí y Rusia, les conviene incrementar la producción por varios motivos. El primero es que un precio del barril demasiado alto puede hacer descarrilar el crecimiento económico mundial y, en consecuencia, la demanda de crudo futura. Trump fue el primero en quejarse y pedir a la OPEP que incrementaran la oferta, o el precio del barril podría irse a los 100 dólares, lo que golpearía al consumo (más ahora que los estadounidenses llenarán los tanques de sus autos para irse de vacaciones) a la inversión y a la inflación, poniendo más presión sobre la Fed para subir tasas.
Dos, tanto Arabia Saudí como Rusia quieren bombear más crudo aprovechando las altas cotizaciones del barril, lo que les reportará mayores ingresos petroleros y apoyará a sus economías. Rusia atravesó una recesión entre 2015 y 2016 resultado del desplome del precio del crudo y las sanciones económicas por la anexión de Crimea. Arabia Saudí también entró en crisis en 2017. Rusia ha reducido su producción en torno a 280,000 barrilles diarios y Arabia Saudí en 470,000, por lo que le vendrá muy bien recuperar esa producción para reanimar a sus economías.
Y tres, si no lo hace la OPEP+, serán las empresas estadounidenses de petróleo “shale” las que se aprovecharán y coparán esa cuota de mercado, algo que ya están haciendo. Con el rebote del precio del petróleo, la producción “shale” es de nuevo rentable y ha provocado que mientras la OPEP+ recortaba su producción, la de Estados Unidos se recuperaba con fuerza y se acerca a los 11 mbd.
En consecuencia, la OPEP+ reaccionó y acordó incrementar la producción. Rusia quería que entre todos extrajeran 1.5 mbd adicionales. Pero la decisión final de la OPEP fue de aumentar la producción en 1.0 mbd. El objetivo de ese monto es suplir el 1.0 mbd extra que ha caído la producción de la OPEP desde noviembre de 2016 sobre lo acordado. Sin embargo, la realidad es que la OPEP no tiene capacidad, en la práctica, de aumentar la producción en ese 1.0 mbd adicionales que persigue y se calcula que sólo será capaz de añadir 600,000 barriles al día.
Dentro de la OPEP, sólo Arabia Saudí y sus socios, como Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos, tienen capacidad para hacerlo. Irán, enemigo acérrimo de ellos y de Estados Unidos, no puede por las sanciones económicas. Venezuela, amarrado por las sanciones estadounidenses y la crisis interna, tampoco está en condiciones. Fuera de la OPEP, la capacidad de expandir la producción se concentra en Rusia, que podría aumentar la producción de inmediato, y en Estados Unidos, donde las compañías de “fracking” agradecerán unos precios del barril que de nuevo vuelve a hacer sus operaciones petroleras muy rentables. Por tanto, un nuevo cartel petrolero domina al mundo, la OPEP ampliada (OPEP+) con la mano de Trump: ellos sabrán muy bien mantener un precio del petróleo en esos 70-80 dólares por barril, algo que les conviene a ellos y a que a México vendrá muy bien.
INFOGRAFÍA
La producción de la OPEP se ha desplomado, desde el acuerdo de noviembre de 2016, mucho más de lo esperado. El objetivo era recortar la producción del cartel en 1.2 mbd. Pero la realidad es que se ha recortado de 34.1 mbd en noviembre de 2016 a 31.9 mbd en la actualidad, es decir, 2.2 mbd, o 1.0 mbd más de lo establecido en el pacto…
Fuente: Bloomberg
… a eso hay que sumar las sanciones estadounidenses a Irán luego de romperse el pacto nuclear. Esas sanciones podrían provocar que la producción de Irán, la tercera más grande de la OPEP detrás de Arabia Saudí e Irak, se redujera en un 1.0 mbd y regresara a los niveles previos a la firma del pacto por Obama en 2015, cuando rondaba 2.8 mbd…
Fuente: Bloomberg
… entre los recortes de la OPEP, los problemas geopolíticos y el rompimiento del pacto con Irán, los precios del barril han entrado en una escalada que amenazaban con hacer descarrilar a la economía mundial. En día recientes, el WTI rebasó los 70 dólares y el Brent se acercó a los 80 dólares, lo que representaban máximos de más de tres años…
Fuente: Bloomberg
… para estabilizar los precios, la OPEP+ acordó incrementar la producción en 1.0 mbd a partir de julio. Pero la realidad es que sólo Arabia Saudí y Rusia tienen la capacidad de incrementar la producción, en tanto Irán y Venezuela permanecen de manos atadas por las sanciones. EU, entre tanto, aprovecha la situación y su producción se acerca a los 11 mbd.
Fuente: Bloomberg