Por segunda vez en un año, Arabia Saudí parecer tratar de convencer a Rusia para que firme un pacto formal con la OPEP para controlar los precios y las exportaciones mundiales de crudo. Una vez más, Moscú podría frenar y eventualmente descartar la idea, que parece beneficiar a los intereses saudíes más que a los suyos y podría dañar la competitividad de la industria petrolera de Rusia a largo plazo.
Para frustrar la doble amenaza del descenso de los precios del petróleo de esquisto de Estados Unidos y la presión del presidente Donald Trump sobre la OPEP para que también mantenga sus precios en niveles bajos, Riad y sus aliados del Golfo Pérsico están planeando una asociación formal con un grupo de 10 países productores de petróleo liderado por Rusia, según informaba el martes el Wall Street Journal.
La alianza, conocida como OPEP+10, ha logrado dos veces en los últimos tres años recuperar los precios del petróleo desde mínimos de varios años: la primera en 2016, cuando el petróleo del West Texas Intermediate de Estados Unidos descendió hasta casi 25 dólares por barril y el otro desde diciembre, cuando cayó hasta menos de 43 dólares. Esta semana, el WTI volvió a situarse por encima de 55 dólares.
En ambos repuntes del mercado, la superabundancia de petróleo de esquisto fue la principal responsable, aunque el desplome del año pasado se produjo en parte a causa de Trump, que emitió unas inesperadas exenciones a las sanciones sobre el petróleo iraní para inflar las reservas mundiales y luego echó leña al fuego en Twitter diciendo que la OPEP no debería intentar impulsar los precios. Y ambas veces, fue Rusia la que finalmente ayudó a rescatar el mercado uniéndose a las reducciones de producción de los saudíes.
Los saudíes buscan la mejor solución a la cuestión del petróleo de esquisto y la oposición de Trump
En su empeño por encontrar una solución a largo plazo, si no permanente, a la cuestión del petróleo de esquisto y a los problemas con Trump, la Organización de Países Exportadores de Petróleo liderada por Arabia Saudí propondrá y debatirá en su próxima reunión —que se celebrará en Viena el próximo 18 de febrero— un arreglo formal con la OPEP+ 10 que consiga proactivamente mantener los precios respaldados en todo momento, en lugar de sólo reaccionar a desplomes del mercado.
De aceptarse a nivel de la OPEP, el proyecto podría evolucionar hacia un acuerdo definitivo cuando el cartel se reúna con el grupo +10 en abril, explicaba el Wall Street Journal.
El periódico añadía que una portavoz del Ministerio de Energía ruso no respondió a su solicitud de declaraciones. Probablemente tiene una buena razón. El plan actual es una versión suavizada de uno anterior presentado en junio de 2018 para crear una nueva estructura parecida a la OPEP con Arabia Saudí y Rusia como miembros omnipotentes. Tras seis meses rumiándolo, Moscú rechazó la proposición.
Para entender por qué a Rusia no le encanta la idea de pertenecer a un cártel petrolero —a pesar de su colaboración con la OPEP—, uno tiene que entender lo que impulsa su industria del petróleo. Al igual que los 14 miembros de la OPEP, Rusia tiene una empresa petrolera nacional, Rosneft (MCX:ROSN), y un ministro de energía, Alexander Novak. Pero también tiene multinacionales privadas de energía como Lukoil (MCX:LKOH) que operan de forma comercial y crecen compitiendo por los clientes.
En el marco de un mercado débil, las compañías petroleras comerciales intentarán vender más barriles a un precio inferior en lugar de tratar de vender menos a uno más alto. En otras palabras, no son diferentes de los operadores de petróleo de esquisto de Estados Unidos. Sólo las empresas petroleras estatales juegan a la reducción de la producción, y los saudíes tienen el libro de instrucciones de la OPEP sobre esto.
Dada la similitud entre su ética de trabajo y la de la industria del petróleo de esquisto, los rusos son probablemente conscientes de que la competencia de Estados Unidos no puede suavizarse a pesa de los esfuerzos de la OPEP. La producción de petróleo de Estados Unidos sigue aumentando, sus exportaciones de crudo aumentan también, y cada vez hay más oleoductos nuevos para llevar petróleo dentro y al exterior del país con más rapidez.
La Administración de Información Energética de Estados Unidos dice que en 2025 Estados Unidos podría producir más petróleo y líquidos que Rusia y Arabia Saudí juntos.
Los rusos son conscientes del juego de Arabia Saudí
John Kilduff, socio fundador del fondo de cobertura de energía de Nueva York Again Capital, comparó la idea de someter a Rusia a las reglas de la OPEP con "llevar a un caballo al agua, pero no ser capaz de hacer que beba."
Para explicarse, Kilduff citó la dilación de Rusia antes de acceder a su colaboración actual de reducción de la producción del grupo +10 de productores de petróleo que lidera y la OPEP. Y añade:
"Los rusos saben que cuando se vean obligados a mantener sus reservas proactivamente ajustadas en todo momento a los precios, no van a hacer más que fomentar la producción de más barriles por parte de otros competidores que no juegan con las mismas reglas".
Y mientras que los saudíes han absorbido la mayor parte de las reducciones en los últimos intentos de la OPEP+10 por equilibrar el mercado, Kilduff también cree que eso es un ardid eficaz para llevar a casa la noción de que "los precios más altos nos benefician a todos" pues Riad debe proteger su cuota de mercado, particularmente en el lucrativo sudeste de Asia.
Kilduff añade:
"Se dice todo el tiempo que los saudíes están reduciendo sus exportaciones de crudo pesado a Estados Unidos Lo que escuchamos menos es cómo luchan por los barriles de crudo ligero que venden a Asia, el mismo tipo de petróleo con el que puede competir el petróleo de esquisto de Estados Unidos".
"El mercado asiático es de donde los saudíes obtienen la mayor cantidad de su dinero y no quieren perder esa gallina de los huevos de oro. Les da miedo que el crudo estadounidense se coma esa cuota de mercado. De China a Corea, Japón y la India, los asiáticos han demostrado ser compradores dispuestos de petróleo de esquisto de Estados Unidos”.
"Consiguiendo que los rusos reduzcan sus exportaciones de crudo ligero con reducciones globales de la producción, los saudíes también consiguen ayuda para conservar su cuota de mercado en Asia. Por último, pero no por ello menos importante, los saudíes necesitan que el petróleo esté por encima de 80 dólares por barril. A los rusos les vale con que esté en más de 40 dólares. No necesitan a la OPEP".
“¡Que venga el Presidente!”
Entonces, ¿qué podría pasar con el plan saudí de conseguir un OPEP+10 formal?
Los rusos, para guardar las apariencias, podrían acceder en principio a considerar la idea, sin una agenda definitiva.
Mientras tanto, la alianza informal podría demostrar a Trump que está luchando contra sus tuits con más determinación.
Phil Flynn, analista de la casa de corretaje The Price Futures Group de Chicago, dice: "Que venga el presidente. La OPEP y Rusia podrían hacerlo oficial".