Los bancos centrales, encabezados por la Reserva Federal de Estados Unidos y el Banco Central Europeo, están perdiendo credibilidad al insistir obstinadamente en que la inflación es transitoria y que está bien quedarse de brazos cruzados. Aunque tengan razón al afirmar que la inflación remitirá en algún momento del año que viene, una inflación que aumenta a lo largo de todo un año difícilmente puede calificarse de transitoria.
Mohamed El-Erian, exdirector general de Pimco, que ha realizado el seguimiento de la inflación y los tipos de interés para algunos de los mayores fondos de bonos del mundo, ofreció unas mordaces declaraciones al Financial Times sobre el último salto del índice de precios al consumo de Estados Unidos, que subió un 6,2% anual en octubre.
Detalla lo que llama "trampas de comportamiento" que hacen que los banqueros centrales sean tan obstinados:
"En este caso, incluyen un encuadre inadecuado, sesgos de confirmación, inercia narrativa y resistencia a una pérdida de prestigio. Sin embargo, su persistencia frente a unos datos repetidamente contradictorios aumenta seriamente el riesgo de daños económicos, financieros, institucionales y sociales que de otro modo serían inevitables”.
Ésa es una crítica severa, pero El-Erian fue más allá el viernes: "Hay muchos cambios estructurales en la economía de la era postpandemia", dijo en Bloomberg TV. "No se pueden descartar simplemente como transitorios. Así que va a pasar a la historia como una de las peores gestiones de la inflación por parte de la Reserva Federal".
Los costes de volverse verde
El economista jefe del BCE, Philip Lane, reafirmó la postura del banco central en una entrevista concedida la semana pasada al diario español El País:
"Este periodo de inflación es muy inusual y temporal, y no un indicio de una situación crónica. La situación en la que estamos ahora es muy diferente a la de los años 70 y 80".
El gobernador del Banco de Inglaterra, Andrew Bailey, no está teniendo muy buena prensa ahora mismo, tras haber engañado aparentemente a los inversores sobre la inminente subida de tipos antes de la reunión de política monetaria del banco central británico a principios de este mes, y cosechó más críticas por señalar lo que es obvio para cualquiera que se pare a pensarlo: el esfuerzo por reducir las emisiones de carbono impulsará la inflación.
"Creo que ya estamos viendo algunos efectos del cambio climático en los precios", dijo Bailey en una entrevista para la BBC, citando la fuerte subida de los precios del gas natural a medida que los usuarios vayan abandonando el carbón. "A medida que vayamos sustituyendo los hidrocarburos más perjudiciales —el carbón obviamente—, durante la transición probablemente veremos un aumento de la demanda de algunos otros hidrocarburos [por ejemplo, el gas]".
Bailey, que fue delegado en la conferencia climática COP26 celebrada en Glasgow, cree que la transición es necesaria, pero la población debe tener claros los costes, y uno de ellos será probablemente una subida de la inflación.
La Fed muestra que los aumentos de la UIG serán persistentes
A pesar de las protestas del presidente de la Fed, Jerome Powell, sobre que el actual repunte de inflación está relacionado con los problemas temporales provocados por el COVID-19 en las cadenas de suministro y los mercados laborales, la propia medida de inflación subyacente de la Fed —el llamado indicador de inflación subyacente, UIG por sus siglas en inglés— se centra en "el componente común persistente de la inflación mensual" y muestra actualmente un fuerte aumento de la inflación con una lectura del 4,2%.
De hecho, como señalan los estrategas de la inversión, la UIG desmiente las afirmaciones de la Fed y la creencia popular de que hemos atravesado un largo periodo con una inflación por debajo del objetivo del 2% fijado hace tiempo por la Fed. Por el contrario, la medida de la UIG "sólo precios" ha rondado el 2% desde la crisis financiera hasta el fuerte aumento de este año. No es necesario tolerar un periodo de mayor inflación para lograr una media del 2% con el tiempo.
Irónicamente, el repunte de la inflación de los precios al consumo podría jugar a favor de Powell cuando el presidente Joe Biden se plantee si nominarlo para un segundo mandato. Por muy equivocado que esté con respecto a la inflación en opinión de sus críticos, se le considera en general menos prudente que Lael Brainard, la única demócrata ahora mismo en la junta de gobernadores y la alternativa más viable a un renombramiento de Powell.
El índice de aprobación de Biden está cayendo en picado y el aumento de la inflación es una de las razones. En un mundo racional, un presidente de la Reserva Federal más agresivo o, al menos, menos susceptible a los vaivenes políticos podría ser una opción, pero la política estadounidense es de todo menos racional en este momento, por lo que la opción menos perjudicial para mantener el control de la inflación podría ser volver a nombrar al actual presidente.
Dos de los miembros más prudentes del Comité Federal de Mercado Abierto, Neel Kashkari de la Fed de Minneapolis y Mary Daly de la Fed de San Francisco, dijeron la semana pasada que no esperan ninguna claridad sobre la inflación hasta que la Fed termine de reducir sus compras de activos el verano que viene. Sólo hay que tener paciencia, dijeron, porque subir los tipos demasiado pronto perjudicaría al mercado laboral sin hacer mucho por frenar la inflación.
¿Y si se equivocan y El-Erian lleva razón? La historia lo juzgará, pero los votantes de las elecciones de mitad de período de 2022 del año que viene también tendrán un veredicto.