El dólar de EEUU siempre da qué hablar en los países de América Latina, pues su valor es una referencia que incide en el balance comercial y también en las tasas de interés. Por ejemplo, cuando se mide la evolución del valor nominal del billete norteamericano contra divisas como el peso mexicano, argentino, colombiano, uruguayo, paraguayo, chileno, boliviano, del real brasileño, del bolívar venezolano y del sol peruano, siempre hay que contemplar el nivel de la inflación, para determinar la evolución real de dicha tasa de cambio.
Según datos de Bloomberg, las monedas de las principales economías de la región se vienen apreciando fuerte frente al dólar. Lidera el peso colombiano, que subió en lo que va del año un 16,3% respecto del billete verde. Hay que tener en cuenta que Colombia es la cuarta economía de América Latina.
El peso mexicano se apreció nada menos que un 13,8% contra el dólar. Por cercanía, los EEUU es el principal socio comercial de México, segunda economía de América Latina. Y en tercer lugar llega el real brasileño (la economía más grande de la región), que sube 10,3% contra el dólar.
Aunque en menor medida, en este 2023 también se apreciaron las monedas de otros países vecinos, como Chile y Uruguay. Sus divisas subieron 8,1% y 6,4%, respectivamente contra el dólar.
En este análisis, en lo que va del año la moneda argentina se devaluó en 31% frente al dólar oficial o, lo que es lo mismo, el dólar oficial (tipo de cambio mayorista) subió un 48%, desde los 177,16 a los 262,85 pesos en 2023.
Es en este punto donde empieza a terciar la inflación. Que el precio del dólar suba -y mucho- en términos nominales no significa que lo haga en términos reales cuando se lo “deflacta”. Un deflactor es un índice usado para resolver un problema económico relacionado con la sobrestimación de ciertas magnitudes económicas.
La economía argentina transitó la primera mitad del año con una inflación estimada del 52 por ciento. Visto así, la suba del dólar oficial del 48% (devaluación del peso argentino del 31%) quedó por abajo de la inflación. Y esta relación revierte la devaluación en una apreciación real del peso argentino del 6% frente al dólar, que es la brecha que la inflación le sacó a la suba del dólar oficial.
Esto deja al peso argentino en la “mitad de la tabla” de las monedas regionales; no es la divisa que más se apreció, pero tampoco la que lo hizo menos.
Por ejemplo, Brasil registra en el primer semestre del año una inflación acumulada ligeramente sobre el 3 por ciento. Esto ajusta la apreciación del real frente al dólar a un 7% en lo que va del año, solo un punto por encima de la Argentina.
Colombia acumula una inflación algo superior al 6% en 2023, una tasa que ajusta la apreciación real del peso colombiano a un 10% en lo que va del año. En el caso de Uruguay, el país vecino anotó en el período enero-junio una inflación de 3,8%, lo que ajusta a la apreciación cambiaria del peso uruguayo respecto del dólar norteamericano a solo 2,6%, incluso debajo de la apreciación real del peso argentino.