Si buscamos la definición de estrés en Wikipedia, nos vamos a encontrar con que es un conjunto de alteraciones que se producen en el organismo como respuesta física ante determinados estímulos repetidos, como por ejemplo el frío, el miedo, la alegría, etc.
¿Puede la empresa sufrir estrés? La respuesta es sí, pero otro tipo de estrés. En el caso que analizamos, el estrés que puede sufrir la empresa es lo que llamamos estrés financiero. ¿Y por qué financiero? ¿Por qué puede ocurrir?
Las Pymes no se caracterizan por el exceso de capital disponible para financiar sus operaciones. Muchas veces la política de financiamiento consiste en “vender los cheques que reciben”.
Nos encontramos generalmente con las necesidades de financiamiento casi como en un círculo vicioso: poca financiación, demoras en producir, demoras en entregar, demoras en cobrar, me vuelve a faltar financiamiento y recurro instituciones, los intereses son altos, debería vender a precios más altos pero el mercado me limita, entonces cuando logro vender la rentabilidad me alcanza sólo para pagar los intereses y tal vez algo de capital y vuelvo a tener poco financiamiento.
Otro fenómeno que favorece el estrés financiero es el del exceso y poco control de gastos fijos. Cuando le preguntamos a un empresario Pyme si conoce bien sus gastos fijos, no siempre la respuesta es positiva. Hay funciones no muy claramente determinadas que consumen recursos y no siempre crean valor. Más fuego para alimentar el estrés financiero.
Pero también hay mitos: “en época de inflación me tengo que sobrestockear”. ¿Por qué? La creencia es que siempre voy a poder vender a mejor precio. ¿Cuándo? Esto no tiene respuesta. ¿Y si compré mercaderías con deuda bancaria? ¿Podré cumplir mis obligaciones en término? La inflación desemboca en recesión en la mayoría de los casos. Si ésta es la situación, ¿podré vender con rentabilidad? ¿El mercado no me fijará el límite?
El autor Antonio Manzanera publicó hace unos años un decálogo de mandamientos financieros para pymes y emprendedores y quiero rescatar algunos de ellos. Los recomiendo por su claridad, sentido común y porque yo mismo los experimenté:
1-Darle prioridad a actividades que generen caja.
2-Limitar el inventario a lo necesario.
3-Seleccionar los clientes favoreciendo el cobro anticipado.
4-Endeudarse sólo si se puede devolver la deuda con recursos generados internamente.