Aquello que esperamos que ocurra en nuestra vida es lo que moldea nuestra experiencia emocional. Así, si esperamos que nos sucedan cosas buenas, nuestra actitud tenderá a ser optimista. Si por el contrario esperamos resultados negativos, tenderemos a sentir cierta ansiedad.
En gran medida, nuestras emociones irán ligadas al cumplimiento de nuestras expectativas. Por lo tanto, unas expectativas muy exigentes o desalineadas pueden ocasionar emociones totalmente contrapuestas.
Este fenómeno también ocurre en el trading, donde las emociones y las expectativas son un factor a tener muy en cuenta en el trader en desarrollo. A continuación detallamos una serie de expectativas que debes evitar puesto que serán tóxicas para tu trading:
1.- Un buen día de trading es aquel en el que obtengo beneficio: con esta suposición equiparamos un buen día a ser rentables, en consecuencia nos aseguraremos una decepción cuando obtengamos días de pérdidas. Pero… ¿Qué ocurre si tenemos una racha de dos o tres días de pérdidas? Pues que cada día que pase, nuestra mente sufrirá una decepción emocional que irá en aumento.
En este supuesto, podemos tener días en que operemos mal (no siguiendo nuestro plan de trading) y aun así obtengamos beneficio, o podemos seguir nuestro plan de trading a la perfección y salir con pérdidas. Basar un buen día de trading en el resultado económico de nuestra cuenta, es por consiguiente, un gran error que a lo único que nos puede llevar es a la decepción emocional.
¿Qué deberíamos entender por un “buen día de trading”? Un buen día, es aquel en el que realizamos buenas prácticas de trading acorde con nuestro sistema, nuestra gestión monetaria, lectura del mercado, etc. La obtención será una consecuencia de haber realizado esas buenas prácticas.
2.- Trabajar más duro significa operar más: otra de las creencias más extendidas en el mundo del trading sería: “Si hago 10 operaciones y gano 100, con 100 operaciones ganaré 1000”. ¿Esto es realmente así?, ¿si opero más ganaré más, aprenderé más y más rápidamente?
Por supuesto que no. La verdadera consecuencia de esto es que sobreoperaremos a una velocidad de vértigo y el que ganará más y se hará cada vez más rico será nuestro bróker, no nosotros. Al realizar una operación ya comenzamos perdiendo porque existe una horquilla entre el precio de compra y venta. Si a esto le añadimos los costes por operación, cada vez que damos clic al ratón nos cuesta dinero.
Por lo tanto, si buscas obtener mayores ganancias desarrollando tu experiencia, no entres con una cuenta real. ¡Ponte a simular! Y cuando hayas cogido esa experiencia que te falta, es el momento de darle al clic.
3.- Tener éxito supone ganarse la vida desde el primer momento con el trading: es otra de las expectativas que genera frustración y desánimo. Imaginemos que en su primer año entrenando, con seis o siete años, Rafa Nadal quisiera conquistar Roland Garros. Imaginemos que en su primer año de carrera, un médico quisiera ejercer como cirujano. Entonces, ¿por qué pensamos que podemos ganarnos la vida con sólo abrir una cuenta de trading?
Ningún profesional que esté adquiriendo experiencia durante los primeros años obtiene un sueldo con su rendimiento. Creer que en los primeros meses de exposición a los mercados financieros lo vamos a obtener es totalmente irrealista.
Algunas de las expectativas más realistas serían cubrir los costes, controlar las pérdidas u obtener una pequeña rentabilidad. No hay ningún camino para convertirnos en expertos que no requiera dedicación, esfuerzo y tiempo para volvernos competentes.
Por todo lo comentado anteriormente, un buen antídoto para esta serie de premisas toxicas sería plasmar nuestras expectativas reales, como por ejemplo:
- ¿Qué es para mí un buen día de trading, incluso si no gano dinero?
- ¿Qué tiempo voy a dedicar al trading y a mi desarrollo en él?
- ¿Cuáles son mis objetivos con el trading a corto, medio y largo plazo?
Debemos proponernos unos objetivos realistas y alcanzables, que nos suponga un desafío, pero que al final nos lleven al éxito.
Pero siempre teniendo cuidado con crearse unas expectativas desalineadas con nuestra personalidad, porque según Leandro Taub:
“Tus insatisfacciones suelen nacer del apego de tus expectativas. Lo que suceda difícilmente coincide con lo que imaginaste que sucediera”.