Nadie espera una sorpresa trascendental cuando General Electric (NYSE:GE) (GE) publique sus resultados trimestrales el viernes. Tras un año de hecatombe en la cotización de sus acciones que ha allanado el camino hacia una revisión general de la empresa, los inversores sólo quieren ver algo de luz al final del túnel.
En promedio, los analistas esperan que la empresa haya ganado 18 centavos por acción en el segundo trimestre, por debajo de los 28 centavos por acción del mismo trimestre del año pasado. Se prevén unos ingresos de 29.140 millones de USD.
Estas bajas expectativas son el resultado de un año tumultuoso para este conglomerado industrial. Sus acciones perdieron más de la mitad de su valor, el dividendo se redujo a la mitad y la empresa fue desterrada del Dow Jones de Industriales.
Pero en medio de tanta fatalidad y pesimismo, surge la imagen de lo que va a ser GE una vez que el director ejecutivo John Flannery lleve a cabo su plan de recuperación. En la revisión estratégica de la compañía anunciada a finales de junio, Flannery presentó un plan para simplificar GE desprendiéndose de su unidad de atención sanitaria, vendiendo su participación en la empresa energética de Baker Hughes y alejándose aún más del brazo financiero de GE Capital.
El resultado será una empresa de aviación, electricidad y energías renovables basada en la tecnología, con una estructura mucho más simple y ágil. Éstos son "tres negocios altamente complementarios preparados para el crecimiento futuro", afirmó Flannery durante una declaración.
¿Pueden los grandes cambios resucitar a la empresa?
Pero la gran pregunta para los inversores es si este plan devolverá a la vida a las maltrechas acciones de GE. A pesar de todo el optimismo, seguimos siendo escépticos. La atención de los inversores se desplazará al riesgo de ejecución de esta gran empresa, sin posibilidad de recuperación en forma de V del precio de sus acciones.
Otra incertidumbre que mantendrá el precio de las acciones de la empresa en niveles muy bajos es su nuevo enfoque en el negocio de la energía. Si no vemos pruebas claras de una recuperación de la demanda de los productos energética de GE, su situación de flujo de caja seguirá siendo débil.
La unidad de energía va a ser la mayor generadora de ingresos una vez que GE haya completado su transformación. Ante la escasa demanda de sus turbinas de vapor y gas, los pedidos y los precios de los equipos que funcionan con combustibles fósiles se han desplomado, obligando a GE a despedir a 12.000 trabajadores a finales del año pasado.
Los inversores deberían esperar otro descenso de las ventas de la empresa de energía cuando se publiquen los resultados antes de la campana de cierre del viernes. En general, Wall Street espera una disminución del 36% del beneficio por acción ajustado frente al mismo período de hace un año.
Conclusión
En unos 14 USD, las acciones de GE han rondando niveles no registrados desde 2009.
No hay manera fácil de valorar GE, que está en proceso de retirada de sus principales negocios y luchando por recaudar efectivo para evitar una rebaja de la calificación de su deuda. Como hemos escrito en nuestros artículos anteriores, es mejor que los inversores reacios al riesgo permanezcan al margen.
Flannery se está centrando en las empresas correctas, donde está el crecimiento futuro. Pero los inversores interesados tendrán que ser pacientes.