Resumen
El inicio de abril mantiene el estado de nerviosismo e incertidumbre en los mercados financieros globales, aunque sin registrar caídas significativas como las registradas en la primera quincena de marzo. La pandemia de coronavirus acelera su expansión y sigue la escasa o nula visibilidad sobre los efectos económicos de las medidas de confinamiento. A pesar de los datos alentadores en China de la actividad económica, los primeros datos de marzo muestran ya al derrumbe del empleo en la mayoría de las economías del mundo. La evidencia comienza a mostrar que tan solo entre dos o tres semanas, el COVID-19 ha generado mayor desempleo que los cinco meses posteriores a la quiebra de Lehman Brothers, el pico de la gran recesión económica de 2008-2009. En México, la Secretaría de Hacienda envió al Congreso el documento con los Precriterios Económicos 2021, en donde destaca el reconcomiendo de una contracción durante 2020 y romper con la consolidación fiscal al incrementar los déficit y deuda pública como porcentaje del PIB.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, los casos de coronavirus ya superaron el millón a nivel global y la cifra de muertes está por encima de 50,000. El sentimiento del mercado sigue siendo "tenso". Los inversionistas continúan intranquilos mientras parece que no se ven señales del fin de la pandemia en muchos países. Siguen operando bajo la premisa de que cuanto más se extienda en el tiempo esta crisis, más profunda será la recesión económica. La advertencia del presidente Trump sobre dos próximas semanas difíciles y entre 100 mil y 240 mil muertes en los próximos meses contribuyó al tono negativo en los mercados financieros.
La situación de paralización tanto en Europa como en América nunca antes se había vivido y los efectos en la economía son aún una incógnita, pero empiezan a conocerse los primeros indicios del derrumbe.
El dato semanal de solicitudes iniciales de desempleo en EUA, golpeado por el virus y las medidas de confinamiento, supone un nuevo indicio de que la mayor economía del mundo ha puesto fin de manera abrupta al periodo más largo de crecimiento del empleo en la historia de EUA. La cifra de 6,64 millones de nuevos desempleos pulveriza el anterior récord histórico, que se marcó la semana pasada con 3.3 millones de parados. Este escenario comienza a esbozarse también con el reporte de empleo oficial, el cual por primera vez desde 2010 registró una caída mensual en la generación de trabajos.
Por su parte, hubo noticias positivas sobre el petróleo. Los precios internacionales del crudo tuvieron un respiro en la semana pasada, después de que el presidente de EUA declarara haber estado en contacto con Arabia Saudita y Rusia y espera que en los próximos días firmen un nuevo acuerdo de producción para poner fin a la guerra de precios. Esto derivó en una convocatoria para una reunión de emergencia de la OPEP+ para esta semana. También ayudó al avance del precio del crudo la noticia de que China inició una compra masiva de petróleo para incrementar reservas estatales. Esto no significa, que en caso de que termine la guerra de precios, el costo del barril recuperará los niveles de inicios de año. Lo que sí, es que al menos le permite ponerle un piso a las constantes caídas, que en los últimos días provocó que se ubicara en su menor nivel en 18 años, y podríamos esperar que el precio se acerque a 30 dólares por barril (WTI).
En México, la SHCP envió al Congreso los Pre-criterios Generales de Política Económica para el 2021. Este documento establece las bases para la discusión de las perspectivas económicas y las finanzas públicas para el 2021.
Debido al boquete que se abrirá en términos de ingresos presupuestales (caída alrededor de 570 mil millones de pesos) Hacienda abandonará en 2020 su meta de superávit primario y pasará a un balance deficitario con un aumento de la deuda, debido al impacto económico en México y en el mundo por el coronavirus. En particular, se espera que el balance primario de las finanzas públicas se ubique en -0.4% del PIB. Asimismo, se prevé que el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP), la medida más amplia de la deuda, suba a 52.1% del PIB desde un nivel original 45.6% del PIB.
Hacienda ajustó también su estimado de crecimiento del PIB para 2020 a un rango de -3.9 y 0.1 por ciento desde uno de 1.5 y 2.5 por ciento. Esto implica una expectativa promedio de contracción de -1.9%.
Era de esperarse que por ahora, Hacienda dejara a un lado su intención de no aumentar la deuda como porcentaje del PIB. Ante la eventualidad de la pandemia, es necesaria una política fiscal contra cíclica que contribuya a reducir los impactos negativos en la economía. En este sentido, había cierto margen para aumentar la deuda a niveles cercanos a la Administración Pública de Enrique Peña Nieto.
Lo difícil será en el mediano plazo, en un escenario económico menos complicado, volver a un proceso de consolidación fiscal y evitar que se deterioren los indicadores de finanzas públicas. Entrar en un espiral de constantes aumentos de los requerimientos financieros puede convertirse en un lastre para la economía nacional.
Por otro lado, el presidente López Obrador decepcionó a los agentes económicos ya que en el discurso que pronunció el fin de semana para hacer frente a la pandemia del COVID-19, no anunció medidas distintas o innovadoras para reactivar la economía. El titular del Ejecutivo reiteró su estrategia de política económica, sin establecer ningún esquema de impulso fiscal, ni a través de la reducción de la carga impositiva para las personas o para las empresas, ni tampoco a partir del crecimiento significativo del gasto público. Su plan de reactivación económica del país se sustenta en cuatro pilares: 1) Mantener e incrementar los apoyos sociales; 2) Continuidad de la construcción de sus principales proyectos de infraestructura (aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya y la refinería de Dos Bocas); 3) Otorgar 2.1 millones de créditos a trabajadores formales e informales y; 4) Aumentar la rigidez en la austeridad republicana para lo que se reducirá el sueldo de funcionarios de alto nivel y se eliminarán aguinaldos desde subdirectores hasta el presidente.
El peso tuvo una semana de caídas, aunque no muy significativas. Le sigue afectando el miedo a la recesión, y como es habitual desde el estallido de la crisis por la pandemia del coronavirus, el dólar se convierte en activo refugio en momentos complicados. Tampoco le ayudó el recorte de la calificación de la deuda soberana por parte de la agencia HR Ratings, la baja en la calificación de Fitch a la deuda de Pemex y la nueva disminución en las expectativas de crecimiento de la economía mexicana por parte de los analistas encuestados por Banxico. A favor, fue la subasta de créditos en dólares por 5,000 millones de dólares a través del uso de la línea “swap” con la Reserva Federal de Estados Unidos.
Principales referencias económicas y eventos de la semana
Esta semana, la atención de los mercados financieros globales se enfocará en las noticias sobre el COVID-19 y la negociación de un posible recorte a la producción de petróleo para apuntalar sus precios. Localmente, la atención se centrará en los programas de apoyo que anunció el Presidente López Obrador.
Adicionalmente, en EUA la FED publicará las minutas de su última reunión de política monetaria; conoceremos precios al productor y consumidor de marzo y sentimiento del consumidor medido por la Universidad de Michigan de abril; así como el cambio en inventarios de petróleo.
En Europa, de Alemania conoceremos producción industrial de febrero.
En México, sabremos datos de inversión fija bruta de enero, producción industrial de febrero y la inflación de marzo.
Expectativa para el Tipo de cambio
Continuará la sensación de que falta mucho para tocar fondo sobre el efecto del coronavirus, por lo que los inversionistas mantendrán el apetito por activos de menor riesgo, principalmente dólares. Por otro ldo, existen altas probabilidades de que la OPEP+ anuncie un recorte en la producción de petróleo, lo que terminará favoreciendo al precio del crudo y a las monedas de las economías más relacionadas como dependientes del commoditie (entre ellas el peso mexicano). Las cifras económicas que se publicarán en la semana contribuirán para ayudar a evaluar el impacto negativo del COVID-19. Aunque el impacto en el mercado cambiario mexicano puede ser limitado, el plan de medidas anunciado en México para apoyar la economía podría o generar algo de optimismo o decepcionar por el poco alcance de las acciones. Con ello, durante la semana la moneda mexicana podría fluctuar entre los $23.50 y $26.10 spot.
Expectativa para las tasas de interés
En el mercado primario, la tasa de Cetes a 28 días podría registrar una baja o mantenerse sin cambios; por su parte, el rendimiento para los bonos de 10 años en el mercado secundario, podría moverse entre 6.95% – 7.85%.