La pasada fue una semana de fuertes movimientos en los principales índices bursátiles a nivel mundial; dudas sobre la capacidad de las autoridades chinas para evitar una desaceleración mayor de su economía, así como la continua expectativa de que la Reserva Federal suba tasas de interés en el corto plazo, borraron las ganancias acumuladas durante el año.
Tal ajuste llevó al S&P 500, que reúne las empresas más grandes del mundo, a una corrección del 12%; un movimiento de este tipo no se veía desde agosto de 2011, cuando ese indicador cayó un 20% a medida que se intensificaba la crisis de deuda en la Eurozona. En esa ocasión, los cinco bancos centrales más grandes del mundo coordinaron esfuerzos para mejorar las condiciones financieras a nivel global, lo que revertió la tendencia.
Al final, los mercados se recuperaron después del llamado “lunes negro chino”, gracias a medidas adoptadas por el Banco Central de China, comentarios de un miembro de la Reserva Federal que suponen que la entidad podría atrasar su esperada subida de tasas de interés y una racha de datos económicos positivos en Estados Unidos.
Dicho cóctel de factores mejoró el sentimiento del mercado y revirtió algunos de los movimientos presentados a inicios de semana. El Dow Jones y el S&P 500 tuvieron dos días bastante buenos, el principal indicador chino, el Shanghai Composite, se estabilizó y el euro ha devuelto mucho de lo que subió y vuelve a acercarse a los US$1,12, evidenciando un aumento en el apetito por riesgo.
Por el momento, es probable que el mercado se mantenga volátil, ya que para estabilizarse necesitará evidencia de que China no se está desacelerando, así como mayor claridad sobre el camino que tomará la Reserva Federal.
En ese último tema hay dos eventos claves que el mercado seguirá de cerca: el primero sucedió este sábado, cuando Stanley Fisher, la mano derecha de la presidenta de la Reserva Federal, dio un discurso sobre inflación. El otro, que llegará el viernes, será el dato de creación de empleo de agosto en Estados Unidos, ambos pueden aumentar o descartar la posibilidad de que el primer movimiento en las tasas sea en setiembre.