Este lunes 20 de enero asume Donald Trump como Presidente de los Estados Unidos. Vuelve Donald, y vuelve la volatilidad a los mercados. Pero atención porque la tendencia alcista en la bolsa de Estados Unidos parece estar más fuerte que nunca.
Después de varias semanas de corrección e incertidumbre, el S&P 500 tuvo su mejor semana desde noviembre pasado. ¿Qué fue lo que pasó? Tuvimos dato de inflación en EEUU que vino en línea con lo esperado, pero la gran sorpresa fue la inflación núcleo (que excluye alimentos y energía) que vino por debajo de las expectativas (0,2% mensual frente al 0,3% esperado).
Esto trajo calma a la tasa de interés (subieron los bonos) e hizo que las acciones se recuperaran con fuerza. También otros activos como el bitcoin tuvieron grandes subas (pasó de 89.000 dólares el lunes a superar los 105.000 el viernes pasado).
Yo creo que hay buenas probabilidades de tener nuevamente, al menos en la mayor parte del año, un gran 2025 para la bolsa de Estados Unidos. ¿La clave para mí? La geopolítica. Los conflictos internacionales vienen sosteniendo el precio de varios commodities. Si Trump logra terminar con la guerra entre Rusia y Ucrania y apaciguar las aguas en medio oriente, podríamos ver una caída en algunos commodities (en especial de energía) lo que será clave para tener controlada a la inflación,el mayor temor hoy para los mercados financieros.
Esto no invalida que estamos en un momento de altas valuaciones y, por ende, alto riesgo. Y además hay que recordar que con Trump en la casa blanca vamos a tener más volatilidad. Pero creo que hay buenas chances de que el mercado alcista se extienda al menos durante la mayor parte de 2025. El 2026 ya será otra historia, quizás una de terror.
Con este panorama, hay algo que quería compartir con ustedes. Si bien la inteligencia artificial fue el gran relato de los últimos dos años (lo que hizo que las acciones de empresas como NVIDIA (NASDAQ:NVDA) volaran), hay una nueva tendencia que promete ser furor en 2025.
Estoy hablando de la computación cuántica. Si bien hace varios años que existe esta industria, ahora pasó algo que lo cambia todo.
Pero primero, ¿qué es la computación cuántica?
Son computadoras que trabajan de forma diferente a las computadoras tradicionales, y pueden resolver problemas muy complejos.
Mientras que para resolver un problema una computadora tradicional va probando distintos resultados de a uno a la vez, una computadora cuántica puede probar muchísimos a la vez. De esta manera una computadora cuántica podría resolver en segundos problemas que a una computadora tradicional le llevaría años.
Sin embargo, al funcionar distinto las computadoras cuánticas tienen algunos problemas.
No voy a entrar en detalles pero, lo que tienen que saber es que, en diciembre pasado, Google (NASDAQ:GOOGL) anunció el lanzamiento de un nuevo chip de computación cuántica que promete resolver estos problemas.
A partir de esta noticia, las acciones de computación cuántica se dispararon y suben sin parar. Muy probablemente sea una de las grandes tendencias en 2025.
¿Cómo podemos invertir en computación cuántica?
Como se imaginarán por lo comentado antes, de los gigantes tecnológicos el que lidera el desarrollo de esta tecnología es Google. Pero también hay otras empresas grandes como IBM (NYSE:IBM) están apostando fuerte por esta industria.
Comprar acciones de estas empresas puede ser una manera de invertir en computación cuántica, aunque no es pura, porque estas empresas también tienen otros negocios. Es decir, es una forma indirecta de tener exposición a la computación cuántica.
También hay algunas empresas más chicas que están enfocadas 100% en la computación cuántica, como Rigetti (que fabrica computadoras cuánticas). Invertir en estas empresas obviamente es muchísimo más riesgoso y sus acciones tienen una enorme volatilidad.
Además, hay que tener en cuenta que esta tecnología por ahora es experimental y no hay garantías de que vaya a estar disponible en el futuro inmediato, más allá de las expectativas generadas con el nuevo chip de Google.
De lo que no hay dudas, es que puede convertirse en la gran narrativa de 2025 y eclipsar (al menos en parte) a la inteligencia artificial.