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2022 dejó muchas lecciones duras para los inversionistas
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Este mercado bajista es único, pero eso no significa que vaya a durar para siempre
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Hay motivos para pensar que el año que viene será diferente
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Larga duración: unos 13 meses (hasta la fecha) frente a las seis semanas de caída por COVID en el primer semestre de 2020.
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Descenso generalizado en las principales clases de activos (acciones y bonos)
Nos acercamos al cierre de 2022, un año extremadamente complicado pero, en cierto modo, muy instructivo.
En primer lugar, observando lo que ha sucedido desde enero y octubre, hemos tenido respectivamente el peor año para el mercado de bonos, uno de los peores años para el mercado de acciones, el peor año para la cartera equilibrada al 60/40, una subida de la inflación que erosionó el poder adquisitivo (por lo que ni siquiera el efectivo, en este caso, se salvó), y sólo las materias primas y los valores energéticos han resistido con un rendimiento positivo.
Además de estas clases de activos, el dólar estadounidense también se comportó bien; sin embargo, esto también pesó sobre la renta variable estadounidense, ya que muchas empresas obtienen el 50% o más de sus ingresos fuera de EE.UU. (varias grandes empresas tecnológicas, por ejemplo).
La dificultad de este extraño y peculiar mercado bajista, en mi opinión, ha sido doble:
2023: Algunos razonamientos y reflexiones
Siempre digo en mis análisis que nadie puede saber lo que ocurrirá dentro de un mes o un año, pero podemos preparar estrategias en función de los distintos escenarios a los que nos enfrentemos.
Los temas que afectaron a los mercados fueron diferentes el año pasado, entre ellos el conflicto en Ucrania (especialmente para los mercados europeos), la inflación y las subidas de tasas de interés de la Reserva Federal.
El índice IPC de noviembre señaló por fin el descenso de la inflación que tanto esperaban los mercados (no por casualidad, ese día el S&P 500 subió un +5.54% y el Nasdaq un +7.35%). La Fed, a pesar de las fuertes subidas de 2022, debería empezar a fijar en algún momento del primer trimestre el punto de salida de su política monetaria tan agresiva. La Fed subió las tasas al 4.5% en diciembre, y el llamado famoso "pivote", debería situarse entre el 5% y el 5.5%.
En ese escenario, con una inflación a la baja, una Fed más blanda y quizá un dólar más débil, podríamos asistir a una recuperación de las principales clases de activos, especialmente la renta variable y la renta fija.
En particular, las mismas empresas tecnológicas, que se vieron tan penalizadas en 2022, podrían recuperarse, ya que hoy tienen valoraciones mucho mejores tras caídas del 50%, 60% e incluso 70% en algunos casos. Esto es cierto incluso en el caso de un escenario recesivo, una posibilidad que preocupa a muchos participantes en el mercado porque históricamente una situación así favorecería de todos modos a las grandes empresas tecnológicas. Así pues, espero una buena recuperación, si no para todas, al menos para una buena parte de ellas.
En cuanto a Europa, el sector bancario, la gestión de activos y el sector financiero, en general, podrían verse favorecidos por una situación de tasas de interés más altas que dé a los bancos más margen con el que trabajar, así como por un repunte de los precios de mercado que podría atraer de nuevo a los inversionistas a los mercados y mejorar así los ingresos y los activos gestionados.
Cierro con el tema de los países, donde en mi opinión China ha sido el gran perdedor este 2022 debido a las políticas estrictas sobre COVID que acaban de terminar y el posible tema de Taiwán. La confirmación del líder Xi Jinping también ha generado varias tensiones. Sin embargo, creo que los mercados asiáticos en su conjunto se han visto excesivamente penalizados, por lo que merecen consideración.
Por último, en el lado de la renta fija, los bonos con grado de inversión han vuelto a ser atractivos, especialmente si la inflación vuelve efectivamente a niveles más bajos y los diferenciales se estrechan.