El peso mexicano mantiene la ligera presión de ayer, depreciándose hacia $19.90 spot. Después de acercarse a su mejor nivel desde enero pasado (alrededor de $19.70), la moneda muestra un rebote técnico ante una toma de utilidades.
Además, a diferencia de sesiones previas donde a pesar de los temores a la inflación y resurgimiento de casos de COVID parecían hacer poco eco en la cotización del peso, en la jornada de hoy la divisa se contagia del sentimiento de aversión global al riesgo, que provoca un avance generalizado del dólar y un incremento en la tasa del bono del tesoro estadounidense a 10 años (1.66%), en espera de las minutas de la última reunión de política monetaria de la FED (1pm).
En esa reunión, el banco central reconoció la reciente mejora de los datos económicos de EUA, pero también reiteró que seguían estando lejos del tipo de datos basados en los resultados necesarios para alterar su actual postura política. Tampoco le ayuda al peso la baja en el precio internacional del petróleo, el cual cae cerca de 2.0% a 64 dólares por barril.
Además, el mercado cambiario mexicano continúa asimilando la declaración de ayer de la Subgobernadora de Banxico, Irene Espinosa, en el sentido de que terminó el ciclo de recortes a las tasas de interés de la autoridad monetaria mexicana. Con ello, por el resto del día, el tipo de cambio podría fluctuar entre los $19.84 y $19.99 spot (el euro entre $1.218 y $1.223).
Por su parte, las principales bolsas en el mundo operan con caídas, donde los temores al incremento de la inflación siguen al alza.
En la sesión de hoy, ante las dudas que genera entre muchos inversionistas el reciente repunte de la inflación, especialmente en EUA, rebrote que de perdurar en el tiempo más de lo estimado por la Reserva Federal (FED) podría modificar los planes que en materia de política monetaria mantiene el banco central, muchos operadores están optando por realizar beneficios y reducir su exposición al riesgo.
Esta tarde se darán a conocer las últimas minutas de la FED del mes pasado. En esa reunión, el banco central reconoció la reciente mejora de los datos económicos de EUA, pero también reiteró que seguían estando lejos del tipo de datos basados en los resultados necesarios para alterar su actual postura política, negando cualquier perspectiva de una reducción a corto plazo. Teniendo en cuenta los recientes informes de empleo, ventas al menudeo y producción industrial por debajo de lo pronosticado, esta cautela estaba bien fundada. A pesar de ello, las actas serán desmenuzadas y revisadas de forma robusta en busca de cualquier señal de aumento de la preocupación por la inflación.
Por otro lado, se confirma la cifra final de inflación en Eurozona en abril en 1.6%. Así, el incremento se explica principalmente por el aumento de los precios de la energía, tras la subida de 1.3% de marzo pasado. Se revalida, por tanto, el cuarto mes consecutivo al alza de la inflación, que se sitúa en máximos de dos años. El Banco Central Europeo (BCE) ya ha dicho que espera que los aumentos de precios se aceleren y advirtió que la inflación podría superar temporalmente su objetivo en una cifra "inferior pero cercana al 2%"
Por último, el precio internacional del petróleo (WTI) retrocede por segundo día consecutivo y ya se ubica alrededor de 64 dólares por barril, por reportes de avances en la negociación de un posible acuerdo nuclear de potencias con Irán y de un incremento en los inventarios de crudo estadounidense (cifra del Instituto Americano del Petróleo).
En México, la subgobernadora del banco central, Irene Espinosa, declaró ayer en una entrevista que no hay espacio para más recortes de tasas de interés, y que el banco podría eventualmente tener que comenzar a retirar el estímulo si las presiones inflacionarias siguen siendo elevadas, incluso antes de que lo haga la FED estadounidense.
Por su parte, a partir de abril, los indicadores económicos van a reportar tasas anuales muy altas. De acuerdo con el Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOAE) publicado por el INEGI, los meses de marzo y abril presentaron una variación positiva que permite dejar atrás 20 meses de caídas de consecutivas y 22 en los últimos dos años.
Las tasas de crecimiento anual que anticipa el Indicador Oportuno de la Actividad Económica para marzo y abril 2021 (0.9% y 20.6%) tienen una base de comparación afectada por la pandemia ya que en marzo y abril 2020 el IGAE cayó -2.6% y -19.7% a tasa anual (desestacionalizada). En mayo la contracción fue de 21.3% y en junio de 14.4%.
Las cifras de crecimiento económico muestran el inicio de un proceso de recuperación (rebote) que tomará mayor fuerza a partir del segundo trimestre del 2021. No obstante, aún es insuficiente para compensar el efecto estructural de la recesión del 2020, con una caída del PIB de 8.3%.