La economía estadounidense se contrajo a su ritmo más veloz desde la Gran Depresión en el segundo trimestre, ya que la pandemia de coronavirus devastó el consumo personal y de las empresas, mientras que la incipiente recuperación se ve amenazada por rebrotes de la enfermedad.
El Producto Interno Bruto (PIB) se derrumbó a una tasa anualizada del 32,9% en el último trimestre, la contracción más grave en la producción desde que el gobierno comenzó a tomar registros en 1947, dijo el jueves el Departamento del Comercio.
El descenso del PIB más que triplicó la última gran retracción de la economía, de un 10%, registrada en el segundo trimestre de 1958. La economía se redujo a una tasa del 5% en el primer trimestre.
Buena parte de este declive histórico del PIB ocurrió en abril, cuando la actividad casi se paralizó luego de que restaurantes, bares, fábricas y otros negocios se vieron obligados a cerrar desde mediados de marzo para detener la propagación del COVID-19.
Aunque la economía comenzó a repuntar en mayo, el impulso se ha desacelerado por la reaparición de casos de coronavirus, especialmente en áreas densamente pobladas del sur y el oeste de Estados Unidos, donde las autoridades están cerrando nuevamente negocios y empresas para contener los contagios.
El incremento acelerado de casos y la cifra de muertes ha moderado las expectativas de un repunte del crecimiento en el tercer trimestre.
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, reconoció el miércoles que ha habido una ralentización de la actividad. El banco central estadounidense dejó sin cambios sus tasas de interés en niveles cercanos a cero y se comprometió a continuar inyectando dinero barato a la economía.
El descalabro del PIB y la tambaleante recuperación podría generar más presión a la Casa Blanca y el Congreso para que acuerden un segundo paquete de estímulos económicos.
Economistas dicen que sin el primer paquete fiscal de casi 3 billones de dólares aprobado por el Congreso, la contracción del PIB pudo haber sido peor. El plan ofreció a las compañías ayudarles a pagar salarios y entregó a millones de desempleados un cheque semanal de ayuda por 600 dólares, en un subsidio de emergencia que expira el sábado. Muchas empresas han agotado sus líneas de crédito.
En otro reporte por separado el jueves, el Departamento del Trabajo dijo que los pedidos iniciales de subsidios por desempleo totalizaron 1,434 millones en la semana finalizada el 25 de julio, por debajo de las estimaciones del mercado que apuntaban a un incremento de 1,450 millones de solicitudes.