Después de su discurso de los 100 primeros días de gobierno, Claudia Sheinbaum presentará el “Plan México. Estrategia Nacional de Industrialización y Prosperidad Compartida”, el proyecto que buscará definir su sexenio en materia económica basado en seis grandes pilares: elevar el contenido nacional y regional en sectores estratégicos; crear empleos bien remunerados en sectores de manufactura especializada e innovación, incrementar el valor agregado en la proveeduría local y cadenas globales, desarrollo de vocaciones regionales en los polos de bienestar y corredores industriales, definir prioridades de inversiones locales y extranjeras e impulsar la integración regional del continente.
Además, se establecen metas específicas como aranceles para algunos bienes para impulsar la sustitución de importaciones, principalmente en los sectores automotriz, semiconductores, farmacéutica y dispositivos médicos, química y petroquímica, energía, aeroespacial, textil, agroindustria y minería.
A pesar de que se han hecho esfuerzos similares en otras administraciones con asociaciones público-privadas, un elemento clave para llegar a este momento es el decreto de octubre de 2023, donde se establece el otorgamiento de estímulos fiscales a ciertos sectores exportadores.
Si bien es cierto que el nearshoring lleva más de cinco décadas en nuestro país, el proceso de relocalización de las cadenas de valor se detonó por la llegada de la pandemia, los conflictos geopolíticos en Europa y la guerra comercial entre Estados Unidos y China. Debido a ello, México tomó relevancia por ser un motor de crecimiento y atracción de inversiones, gracias a su posición geográfica, sus ventajas comparativas en la industria de la manufactura y por su relación comercial con Norteamérica.
De acuerdo con el reporte “Global FDI in figures” de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el objetivo de nuestro país en materia económica debe ser la eficiencia en la producción aprovechando las ventajas comparativas de la industria mexicana y los 14 tratados comerciales con más de 50 países que actualmente tiene.
Para ser más precisos con los números, entre las metas del Plan México está captar 100,000 millones anuales de inversión extranjera directa, crear 1.5 millones de empleos en manufactura especializada, alcanzar más de 15% de contenido nacional en cadenas globales de valor, educar a 150,000 técnicos anuales para sectores estratégicos y que 30% de las pymes tengan acceso a financiamiento.
Se plantea la publicación de un “Decreto Nearshoring”, el cual establece la depreciación acelerada de entre 56 y 89% de las inversiones nacionales y extranjeras en activos fijos, crear un fondo en la banca de desarrollo para el financiamiento de las pymes, crear un nuevo programa para empresas IMMEX, así como establecer nuevas reglas para el consumo energético propio.
La manufactura es la clave
En el documento del Plan México, la palabra clave es “inversión”, que contempla a los sectores público y privado y que pretende definir la política industrial como la pieza fundamental en la concreción de la relocalización empresarial y multiplicar las cadenas de valor de la industria manufacturera de exportación.
Un ejemplo de ello son los semiconductores, donde el plan consiste que, en lugar de importarlos de China para las industrias automotriz, aeronáutica y los electrodomésticos, la meta es elaborarlos en México. En ese sentido, el gobierno propone que, antes del fin de esta década, al menos el 15% de los insumos requeridos por este sector sean fabricados en nuestro país.
El objetivo de atraer 100,000 millones de dólares en materia de IED será solo si se logra el ensamble entre manufactura, servicios y turismo. Además, este Plan buscará también diversificar alianzas con países distintos a Canadá y Estados Unidos, a fin de crecer el mercado para la manufactura mexicana más allá de Norteamérica.
En conclusión, los objetivos del Plan México son deseables y generarían un impulso en la economía mexicana, consiguiendo con éxito una hoja de ruta definida entre estrategia-presupuesto-alianzas, esto ante la velocidad en que camina el nearshoring y los retos que vienen como posibles aranceles, presiones fiscales y la revisión del T-MEC en 2026.