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¿Por qué regularlo? Odian el Bitcon, aman el Blockchain y piensan en el Fedcoin

Publicado 25.01.2018, 03:59 p.m
Actualizado 09.07.2023, 04:32 a.m

Estamos en pleno Foro de Davos, donde se reúne la flor y nata del planeta. Y de nuevo, con el Bitcoin y las Altcoins dando bandazos en sus cotizaciones, las criptomonedas y el blockchain volverán a estar en el centro de discusión en varios de los foros organizados. En ellos estarán el Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Steve Mnuchin, la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, o el director ejecutivo de BlackRock (NYSE:BLK), Larry Fink.

A estas alturas, una cosa parece clara: existe el convencimiento generalizado de que las criptomonedas y el blockchain, la tecnología sobre la que se apoya, revolucionarán el mundo del dinero. Sin embargo, y atendiendo a la fauna financiera tradicional, el sentimiento generalizado es que condenan al Bitcoin y otras Altcoins, pero bendicen al blockchain. En ese espectro se mueven las principales entidades reguladoras, como la Comisión de Mercados y Valores de Estados Unidos, o la Autoridad Europea de Valores y Mercados. Pero también las grandes firmas financieras como Goldman Sachs (NYSE:GS), Morgan Stanley (NYSE:MS) y UBS (SIX:UBSG), o el gran gurú de los mercados, Warren Buffett. Jamie Dimon, de JP Morgan (NYSE:JPM), también ha sido un severo crítico de las criptomonedas, aunque últimamente ha corregido algo su postura.

¿En qué punto estamos? En ése en el que las autoridades aceptan que el dinero tradicional tendrá que coexistir con las criptomonedas dentro de una ruta en la que, finalmente, desaparecerá el efectivo. Lo aceptan no sólo ante el escandaloso éxito de Bitcoin y sus compinches, sino también por la cada vez mayor familiaridad y comodidad de los ciudadanos para pagar en línea a través de dispositivos móviles. Para el 2019 se estima que 630 millones de individuos realicen pagos a través de su celular por un valor superior al 1 billón de dólares, y esa tendencia parece imparable.

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El caso más emblemático es China. El gigante amarillo se convirtió en el gran yacimiento de las criptomonedas. Los mineros hallaron en su territorio las mejores condiciones para sus actividades: bajos precios de electricidad, mano de obra barata y buenos chips, y así crearon todo el filón de las criptomonedas. Y al mismo tiempo, a los chinos les encanta utilizar las plataformas de pago en línea como Alipay, de Alibaba (NYSE:BABA), o WeChat, de Tencent (HK:0700). Por ejemplo, es común que allí, para comprar una Coca Cola (NYSE:KO), escaneen códigos QR en su celular (esa especie de código de barras) en vez de echar monedas en una máquina expendedora. Por tanto, en China están las bases puestas para que una criptomoneda funcione muy bien como dinero y se reduzcan los costos de las transacciones.

Por tanto, la realidad se impone y más que batallar contra ella hay que adaptarse. Que China, de la noche a la mañana, haya aniquilado su floreciente industria de criptomonedas vetando todo tipo de operaciones y desalentando a los mineros, no quiere decir que el gobierno chino sea “anticriptomoneda”, sino que lo quiere hacer a su modo, y no bajo las aspiraciones de descentralización, libertarias y de secrecía del Bitcoin.

En una economía en la que el politburó controla hasta el más mínimo detalle del sistema, no están dispuestos a ceder el fértil terreno del dinero virtual a empresas privadas sobre las que no tienen tutela, ni tampoco a dejar que se creen nuevas burbujas en su territorio que pongan en riesgo la estabilidad del sistema, ni a que las criptomonedas sean un mecanismo para facilitar la fuga de capitales, o para promover actividades ilícitas. Asimismo, tampoco quieren perder el control de la política monetaria, y descuidar el seguimiento de variables financieras fundamentales como la expansión del crédito o a qué fines se destina el dinero. Finalmente, las criptomonedas también implican un sustancial ahorro para el país: con una población de 1,400 millones de habitantes, imprimir moneda y billetes de curso legal y combatir a los falsificadores es demasiado costoso.

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Con todas esas ventajas en mente, y al tiempo que fulmina a las criptomonedas, el Banco Popular de China trabaja en el diseño de sus propios prototipos, con el objeto de convertirse en el primer banco central del mundo con su propia moneda digital. En enero de 2016 advirtió que tendría su criptomoneda “pronto”, y ya han pasado dos años. Pero no es sólo China: también está en esa tarea la Fed con el “Fedcoin”, su probable alternativa para defender el dólar estadounidense, u otros bancos centrales como el de Canadá, Alemania, la India o Singapur. Esas monedas, por supuesto, deben servir tanto para comprar un sándwich que un auto o una casa. Y debe cumplir con las tres funciones básicas del dinero, esto es, medio de cambio, reserva de valor, y unidad de cuenta, así como poder operarla desde tus dispositivos móviles.

Por consiguiente, ésa parece ser la tendencia: regular al Bitcoin y demás Altcoins. Y en el caso de China, la regulación ha consistido, prácticamente, en exterminarlas. En consecuencia, su existencia, probablemente, sea a partir de ahora menos placentera. En primer lugar, quizás dentro de poco las operaciones con Bitcoin sean restringidas a nivel global, lo que mermará su atractivo. En segundo lugar, tendrá que seguir compitiendo contra las otras Altcoins (y ya el mercado está atestado con algo así como 1,500 Altcoins) que quieren desbancarla. En ese proceso de competencia, a las Ofertas Iniciales de Monedas (ICOs) hay que añadir los nuevos vástagos que están surgiendo a partir de las bifurcaciones, o “fork” en inglés, ese mecanismo mediante el cual los desarrolladores clonan el software de Bitcoin y acuñas nuevas criptomonedas con un nuevo nombre. Unos buscan capitalizar la moneda aprovechando el éxito de Bitcoin y hacer dinero rápido, pero otros buscan también mejorar al propio Bitcoin, son intentos honestos de mejorar su ecosistema. Pero sobre todo, el Bitcoin y todo el ecosistema de Altcoins tendrá que competir contras las monedas digitales gubernamentales, las que emitan los bancos centrales de cada país, ésas que realmente tengan la función del dinero, sean estables, se tenga conocimiento del uso que se le está dando y tengan el respaldo y garantías de las autoridades.

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Al ser el Bitcoin una moneda global, y con unos mercados financieros estrechamente interrelacionados, la regulación tendrá que ser pareja, igual para todos, para evitar arbitrajes y que alguien pueda obtener ventajas. Ya lo ha dicho el secretario del Tesoro de Estados Unidos: no podemos tolerar que una criptomoneda sea el equivalente a una cuenta anónima en un banco suizo. Por tanto, igual que la regulación de la banca, tras la crisis financiera, se realizó en el marco del G-20 y los acuerdos de Basilea, también el planteamiento de cómo regular el Bitcoin será en las reuniones del G-20. La próxima cumbre será en Argentina en el mes de marzo, y el FMI, Estados Unidos, Alemania y Francia están trabajando para coordinar una normativa para las criptomonedas, más allá de las que ya están asumiendo China y Corea del Sur.

Las monedas digitales tienen futuro, así como el blockchain. Pero cuidado, serán las que digan los gobiernos, bajo su control y tutela, y probablemente Bitcoin, Ripple, Ethereum, Litecoin y todo el desfile de Altcoins, monedas que no están acuñadas por ningún país, que no cumplen con las funciones básicas del dinero, que sirven para sortear la legalidad, y que hasta ahora sólo han servido para especular, sean finalmente desdeñadas y, de ser así, su valor hecho añicos.

Las autoridades financieras del mundo parecen tener dos cosas cosas claras: aman el blockchain, pero odian el Bitcoin y todo el cosmos de Altcoins. Ahora bien, la tendencia global es que cada vez más se realicen pagos a través de dispositivos móviles, y que el dinero digital puede funcionar y abaratar los costes. Para el 2016, 630 millones pueden realizar pagos móviles, cuyo monto superaría el billón de dólares….

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Fuente: Statista

… en consecuencia, los bancos centrales de todo el mundo se plantean poder emitir su propia moneda digital, controlada por las autoridades. La propia Fed, con una supuesta “Fedcoin”, pero también China, la India, Singapur o Alemania. En consecuencia, los reguladores se plantean regular a Bitcoin con la intención de finalmente desplazarla, y se espera un planteamiento formal en la cumbre delG-20 de marzo…

Fuente: Icodata

… de este modo, el Bitcoin tendría que competir ya con las monedas digitales nacionales de cada país. A eso tendría que sumar las competencias que le surgen día a día de las ICOs o de las bifurcaciones (forks) del Bitcoin. En el 2017 se realizaron 891 ICOs, que en total recaudaron más de 6,000 millones de dólares, y 19 bifurcaciones. En la actualidad el número total de Altcoins se acerca a los 1,500…

Fuente: Bloomberg. * Estimación de Autonomous Research

… por tanto, la existencia libre e indómita del Bitcoin parece en peligro. Ya las fuertes regulaciones y prohibiciones de China y Corea del Sur han significado un importante varapalo para el Bitcoin, que se ha mantenido gracias a los 10,000 dólares. Pero todavía pueden venir más golpes regulatorios, sobre todo el G-20, que pueden acabar haciendo añicos a las criptomonedas tipo Bitcoin, Ripple, Ethereum, etc…

Fuente: Bloomberg

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