La mayoría de analistas coinciden en que el déficit fiscal que enfrenta el gobierno costarricense es uno de los mayores riesgos para la estabilidad macroeconómica del país. El déficit fiscal como porcentaje del PIB alcanzó el -5.7% en el 2015 y el Banco Central de Costa Rica (BCCR) estimó en enero que sería de -6.2% y – 7.0%. para este y el próximo año.
Sin embargo, cuando revisó el programa macroeconómico en julio, mejoró la expectativa sobre el déficit, al pasar las proyecciones al -6-0% y -6.5% para 2016 y 2017. ¿Por qué la mejora? Ciertamente, el Central incorporó que en los meses recientes hay un mejor comportamiento en el crecimiento de los ingresos versus los gastos y, por lo tanto, una ligera reducción del déficit.
No obstante, seguimos con las mismas preocupaciones, pues estos necesarios esfuerzos serían insuficientes no solo por el nivel del déficit que rondaría el -6.0% del PIB, con una deuda pública cercana al 50% del PIB y un pago de intereses cada vez mayor, sino por las escasas medidas estructurales para disminuirlo, con proyectos tanto de control de gasto como de nuevos impuestos sin avanzar en la corriente legislativa.
Lo anterior lo ha hecho evidente el Ministro de Hacienda cuando expone el riesgo de un deterioro adicional en el riesgo país de parte de las calificadoras del riesgo.
El 2017, aún en medio de un posible ajuste de las tasas de interés internacionales, parece dar otra oportunidad de gracia para que lleguen medidas contundentes que enfrenten el déficit fiscal, en medio de año electoral y antes de que la economía sienta sus efectos de forma significativa, con ajustes importantes en las tasas de interés locales y presionando la estabilidad macroeconómica de meses recientes.