La tasa de interés retomó su rumbo alcista y pone en jaque a todos los activos financieros. ¿Qué puede pasar con las acciones? ¿Y con el oro?
Quiero comenzar con el gráfico de la tasa a 10 años:
Como se puede ver, en las últimas semanas, aceleró y superó el 4%. Por un lado, el PBI de los EEUU muestra resiliencia, ya que creció un 2%, por encima del 1,4% que se esperaba. Además, el mercado laboral sigue muy fuerte: se agregaron 497.000 empleos formales (reporte ADP), una cifra que representa casi el doble de lo esperado.
¿Cómo influyen estos factores en la tasa de interés? Básicamente, los buenos datos económicos de PBI y empleo refuerzan la expectativa de que la Reserva Federal continúe subiendo las tasas para enfriar la economía y lograr su objetivo de inflación que, a pesar de haber bajado, continúa en niveles elevados, especialmente en el sector de servicios.
La tasa de interés es, probablemente, el indicador financiero más importante, dada su influencia en todos los sectores. Recordemos que la tasa funciona como una “aspiradora” de las otras inversiones. Al elevarse el rendimiento de los bonos, los inversores tienen mayores incentivos para invertir ahí, en detrimento de otro tipo de alternativas.
Veamos el caso de las acciones, analizando el S&P 500, el índice más importante. Actualmente el mercado se encuentra muy complaciente y descuenta un excesivo optimismo para el futuro. Mediante el ratio Price-to-earnings, el S&P 500 se encuentra en valuaciones elevadas, teniendo en cuenta el promedio histórico.
Sin embargo, las ganancias de las empresas continúan desacelerando:
Teniendo en cuenta el contexto global, es esperable que continúe esta caída en las ganancias. Y en ese caso, el S&P 500 luciría aún más caro teniendo en cuenta el ratio Price-to-earnings. ¿Por qué? Porque al disminuir el denominador (earnings), el ratio aumentaría, elevando la valuación de todo el mercado. Además, con tasas de corto plazo arriba del 5% se reduce enormemente el apetito por volcarse a acciones.
¿Y qué pasa con el oro?
El oro tiene una relación muy estrecha con la tasa de interés real (tasa de interés nominal ajustada por expectativas de inflación). Y la tasa real subió fuertemente (debido al alza en la nominal y la calma en las expectativas de inflación), perjudicando al metal:
La razón detrás de esta relación inversa se debe a los incentivos que tienen los inversores para elegir entre los bonos del tesoro y el oro. Si los bonos del tesoro aumentan su rendimiento, los inversores tendrán mayores motivos para invertir en ellos, en detrimento del oro, que no devenga intereses.
A pesar de esta corrección del oro en las últimas semanas, sigue teniendo todos los condimentos para ser una buena inversión a largo plazo. La Reserva Federal no podrá subir eternamente la tasa de interés, ya que rompería toda la economía (recordemos lo que pasó con los bancos en marzo). Además, la deuda del Tesoro de los EEUU continúa subiendo a un ritmo tan vertiginoso que todo indica que para repagar, deberían simplemente emitir y monetizar la deuda.. En ese contexto, una elevada inflación sería la gran nafta para el metal.
La deuda pública de EEUU superó los USD 32 Trillions. Con esta aceleración de la tasa, se incrementa el principal componente del gasto público de los EEUU, que es el pago de intereses. Actualmente, supera el USD 1 Trillion por año. Y como el tesoro va a tener que seguir colocando deuda, la tasa de interés puede seguir subiendo por una cuestión de oferta. A seguir de cerca estos datos.