"No hay deber que descuidemos tanto como el deber de ser felices". Robert Louis Stevenson.
Desgraciadamente esto ocurre más de lo que debería ocurrir. Vamos por la vida muchos de nosotros o en demasiadas ocasiones, con el acelerador puesto. Intentamos cumplir cada día con todo lo que debemos/queremos hacer y la jornada acaba convirtiéndose en un ir tachando aquello que ya hemos hecho e ir a por el otro "debe".
Esta forma de afrontar nuestros días nos puede llevar a olvidar que tenemos el deber de ser felices y nunca nada ni nadie se puede anteponer a ello.
En este sentido, nos puede ocurrir que muchas de las relaciones que tenemos con nuestras diferentes actividades diarias, se acaban convirtiendo en una obligación. Algo que debería tal vez ayudarnos a estar mejor o a aportarnos cosas buenas, acaba convirtiéndose en un punto más de nuestro check-list diario.
Esto se podría ver en nuestra relación con el deporte, por ejemplo. Hacer deporte es un hobby y una actividad muy valiosa para nuestra salud física y psíquica. Pero muchas veces, esa sensación de "tenemos que hacer deporte", acaba perjudicando nuestra relación con él. Sabemos que tenemos que hacerlo porque es conveniente, pero eso no quiere decir que si un día es imposible por falta de tiempo o tu cabeza te pide un día de relax y estirarte en el sofá viendo una película, no puedas decidir no hacer deporte ese día.
Esta actitud nos llevará a no llegar a aborrecer el deporte. Es importante no forzar tanto las actividades que creemos que estamos obligados a hacer cada día porque es lo que debemos hacer. Hemos de recordar que lo más importante es continuar manteniendo una buena relación con el deporte, seguir pensando en él como algo bueno y positivo para nosotros y no como algo impuesto sí o sí.
Esto mismo nos puede ocurrir con el trading. Es necesario recordar que para la mayoría, el trading es un complemento. Es algo que nos gusta y apasiona, que le podemos sacar un rendimiento económico pero en el que no tenemos la obligación de operar cada día, ni siquiera de acercarnos a él en cada jornada.
El trading puede ser importante para nosotros, como una actividad que nos hace disfrutar y complementar nuestros ingresos, pero en la mayoría de los casos no es la principal actividad laboral, no tenemos la obligación de operar diariamente, ni todas y cada una de las semanas del mes. Y aunque lo sea, tampoco debemos tener esa obligación. No en el trading.
Si estamos pasando por una época en nuestra vida con una punta de trabajo, con problemas personales, familiares, de salud... el trading debe quedar en un segundo plano. Nadie nos obliga a estar delante de las pantallas cada día. Debemos tener y mantener una buena relación con él.
Y esto en este oficio adquiere mayores dimensiones. ¿Por qué?
Pues porque si nos forzamos a estudiar, a analizar y/o a operar cuando no se puede o cuando somos nosotros los que no podemos más, al igual que con el deporte, podemos iniciar una relación tóxica con él.
Porque si operamos con la cabeza en mil cosas y sitios distintos, no estaremos haciendo las cosas bien. Uno puede hacer deporte y pensar en que tiene 30 emails por responder. No aprovechará bien ese rato de ocio y de posibilidad de darse un descanso mental y cargar pilas, pero no va a traer más consecuencias. En los mercados financieros, las cosas son distintas. Esto no es solo ocio, esto es un oficio. No podemos operar con la mente en los 30 emails, porque las consecuencias aquí de esta dispersión, no serán no aprovechar bien la sesión, será perjudicar notablemente nuestra operativa, nuestra cuenta de trading y nuestra confianza en nosotros mismos.
La activación emocional que nos cause operar con estrés, se reflejará de inmediato en los resultados y por ende, en nuestro bienestar posterior.
Si no estamos en el mejor momento para el trading, aparcarlo. Volver a él cuando las ganas y/o el tiempo regresen. Sin ninguna presión, ni sentir la obligación de tener que operar siempre, ni siquiera de analizar ningún activo.
Es necesario que cualquier actividad que hagamos, muy importante la del trading, mantener siempre una buena relación con ella. No podemos convertir algo que nos apasiona en una tortura que nos autoimponemos como un deber.
No debemos descuidar que nuestro principal deber es ser felices y debemos procurar que aquello que debería incrementar ese bienestar, siga siéndolo.