Tanto el Mercado de Capitales (MC) como el Mercado de Dinero (MD) (conformado por los Bancos) tiene como objetivo el financiamiento de la economía real. Las dos diferencias principales entre ambos son:
- En el MD los Bancos hacen de intermediario entre las personas quedándose con un spread, mientras que en el MC se elimina a ese intermediario, haciendo que las personas se contacten directamente pagando un derecho de Mercado, ahorrándose el costo del intermediario.
- En el MD el producto que se ofrece es Tasa, mientras que el MC lo que se ofrece es Riesgo, con esto queremos decir que no se puede asegurar (en la mayoría de los instrumentos) una tasa cierta.
Argentina tiene muy poca cultura sobre el MC y por eso la mayoría de las familias cuando buscan ahorrar dinero lo colocan en plazo fijo o desde el año pasado en LEBACs que se hicieron ampliamente conocidas por las elevadas tasas que pagan. Para darnos una idea, en Estados Unidos el 60% de la gente tiene una cuenta comitente y coloca sus ahorros allí, mientras que en Argentina ese número es del 2%.
El MC debe ser visto y enseñado para los individuos como una forma de ahorro. Ahora bien, como se dijo antes, al invertir por ejemplo en acciones, no se puede asegurar un rendimiento y de hecho puede ocurrir que se pierda plata. Este riesgo hace también que en caso de que la operación sea exitosa, se gane mucho más que en un plazo fijo.
Es por ello que la incursión en la Bolsa de aquellos que nunca han invertido en el Mercado de Capitales es todo un mundo de emociones. Mucha gente cuando da sus primeros pasos busca volverse millonario de un día para el otro. Ese es el primer gran error.
En ese sentido, es muy importante la preservación y el cuidado del capital, ya que siempre hay que tener en cuenta que nadie sabe lo que va a hacer el Mercado y este puede ir hacia la dirección opuesta. Para ello existe una herramienta muy importante que nos permitirá determinar cuánto es lo máximo que estamos dispuestos a perder: STOP LOSS.
Antes de comprar una acción es aconsejable determinar hasta qué punto uno está dispuesto a perder en caso de que la acción no suba. Esto sirve en caso de que haya un acontecimiento inesperado que afecte el precio de las acciones para cortar y frenar las pérdidas.
Se debe tener la disciplina de colocar un precio al cual uno quiere que se venda automáticamente la acción en caso de que vaya hacia la dirección que no nos favorece. Los Stop Loss nunca se deben mover hacia abajo, algo que mucha gente se ve tentada a hacer. Veamos un ejemplo para entenderlo mejor:
Supongamos que decidimos comprar acciones de Galicia a $1,85 a principios del 2008, luego de que hayan caído un -50% esperando un rebote en el precio y decidimos poner el Stop Loss en $1,7 en caso de equivocarnos en nuestra decisión y asumiendo una pérdida máxima del -8%.
Como se puede observar, en caso de no haber colocado el Stop Loss nos hubiera agarrado la crisis y hubiéramos perdido el -68% de nuestro Capital (lo mismo hubiera ocurrido si movíamos el Stop Loss hacia abajo esperando que en cada nuevo precio la acción rebote). Sin embargo, al colocar el Stop Loss cuando el precio llega a $1,7 se vende automáticamente, dejando de lado nuestra discreción y emociones.
Ahora bien, ¿cómo saber en dónde o a qué distancia del precio de entrada colocar el Stop Loss? La realidad es que no hay ninguna fórmula ni valor mágico para ello y depende de los puntos de entrada y de cuánto está dispuesto a perder uno en una operación.
Sin embargo, algunos libros especializados en el tema suelen aconsejar que no se pierda más del 2% del capital total en una sola operación (y algunos lo llevan al 1%).
Conclusión: no importa cuánto haya caído el precio de una acción, siempre existe la posibilidad de que siga cayendo. Determinar un punto de salida antes de comprar una acción y poner la orden de Stop Loss es fundamental para preservar el capital (y nunca moverlo hacia abajo). Es aconsejable no arriesgar más del 2% en una sola operación, ya que las posibilidades de que salga mal son altas.