Los diplomáticos de las naciones más ricas del mundo se reunieron la semana pasada para abordar temas relacionados con la escasez de alimentos en el mundo, entre otras, a causa de la guerra. Uno de los temas que abordaron y que causó mayor tensión fue la prohibición de India de sus exportaciones de trigo.
Los ministros de Agricultura de los países del Grupo de los Siete, o G7, condenaron debido al aumento de los precios y a la disminución de la producción del cultivo.
El ministro alemán de Agricultura, Cem Ozdemir, advirtió que "si todo el mundo empieza a imponer restricciones a las exportaciones o a cerrar los mercados, eso empeoraría la crisis", por tanto pidió a India que asuma su responsabilidad como miembro del G20.
El viernes pasado ese país anunció la prohibición de las exportaciones de trigo para controlar el aumento nacional de los precios e indicó que sólo se exportarán los cargamentos pedidos antes del 13 de mayo.
La Dirección General de Comercio Exterior de India señaló que únicamente se permitirán exportaciones en caso de que el gobierno conceda permisos para ayudar a otros países a satisfacer sus necesidades de seguridad alimentaria.
Importancia de India en el mercado internacional:
El país asiático representa el 13.53 por ciento de la producción mundial de trigo
Es el segundo mayor productor después de Rusia.
Antes de que las fuerzas rusas invadieran Ucrania el 24 de febrero, India sólo representaba el 1% de las exportaciones mundiales, pero desde el conflicto, India pretendía exportar un récord de 10 millones de toneladas de trigo durante 2022-2023.
Sin embargo, en medio del aumento récord de la demanda mundial, la producción de trigo en India se ha desplomado, sobre todo debido a las fuertes olas de calor desde marzo.
Los ministros del G7 están muy preocupados por las graves consecuencias para la seguridad alimentaria y la nutrición a nivel mundial.
En un comunicado conjunto los ministros de Agricultura aseguraron que el impacto de la invasión rusa sobre el sector agrícola ucraniano, de importancia internacional, somete a la seguridad alimentaria y a la nutrición mundiales a graves tensiones, e intensifica aún más las necesidades humanitarias en todo el planeta.
Hasta 50 millones de personas pasarían hambre
Por otra parte, la ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, dijo que la guerra se había convertido en una "crisis global" y que hasta 50 millones de personas, particularmente en África y Medio Oriente, enfrentarán hambre en los próximos meses a menos que se encuentren formas de liberar el grano ucraniano, que representa una parte considerable del suministro mundial.
En el comunicado conjunto, los ministros apuntaron que la guerra ha generado una de las crisis alimentaria y energética más graves de la historia reciente. El riesgo ahora es que amenaza a los más vulnerables en todo el mundo, por lo tanto están “decididos” a acelerar una respuesta multilateral coordinada para respaldar a los países más vulnerables, aunque a decir verdad, no se ve cómo puedan conseguirlo.
"Necesitamos asegurarnos de que estos cereales se envíen al mundo, si no, millones de personas se enfrentarán a la hambruna", sentenció.
Materias primas, un “refugio financiero seguro”
Las circunstancias globales anticipan por desgracia que la inflación seguirá “comiéndose” rápidamente el poder adquisitivo de las personas, y que la escasez, hará que millones potencialmente mueran de hambre.
En este sentido, países como México han decidido abrir sus fronteras a la libre importación de determinados productos básicos. No obstante, si el problema es que estos NO están pudiendo ser exportados desde sus países de origen por restricciones gubernamentales como las de India, queda claro que esta medida – correcta de todos modos – hará muy poco para paliar la crisis alimentaria y de inflación.
Ante este tenso escenario mundial es que el dólar se encuentra en niveles máximos de 20 años frente a otras divisas “fuertes” como lo muestra el llamado Índice Dólar.
La incertidumbre en los mercados, la guerra en Ucrania, la escasez de alimentos, la división de mundo en dos grandes bandos como en el siglo XX, la inflación y el ciclo alcista de las tasas de interés, anticipan que para los inversionistas el mejor lugar para estar sean los refugios financieros aparentes como el dólar, y reales como el oro.
La variante esta vez es que aunque por lo general no lo sean, las materias primas estarán fungiendo también como refugios para los capitales, mientras que los activos de riesgo (acciones, criptomonedas y divisas) no verán todavía el final de su ciclo bajista.
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