Este artículo se publicó en inglés el día 5 de abril de 2017
Un estudio realizado por el Wall Street Journal esta semana concluía que las principales empresa petroleras que cotizan en bolsa "han estado faltas de efectivo para este año". Según el estudio, Exxon Mobil (NYSE:XOM), Royal Dutch Shell (NYSE:RDSa), Chevron (NYSE:CVX), y BP (NYSE:BP) mostraron saldos negativos cuando el periódico "dedujo los dividendos y los gastos de capital de su efectivo de las operaciones de la empresa".
En realidad estos resultados son lo que un inversor a largo plazo preferiría y lo que cualquiera esperaría de las grandes empresas petroleras teniendo en cuenta la reversión de los precios del petróleo. El precio del petróleo es bajo, pero estos gigantes siguen pagando dividendos —para apaciguar a los inversores— e invirtiendo en proyectos que requieren elevadas inversiones de capital que generarán beneficios a la larga cuando las tendencias fluctuantes de los precios del petróleo sean al alza.
Por ejemplo, el estudio explica que, "Exxon se ha gastado casi 7.000 millones de dólares más en el desarrollo de nuevos proyectos y dividendos en 2016 de lo que ha generado en efectivo". En otras palabras, a pesar de que los ingresos de Exxon han descendido, la compañía sigue preparándose para el largo plazo. Las empresas de energía ganan dinero y triunfan con planes de exploración, I+D y producción a largo plazo.
A largo plazo, el inversor que se mueva por los fundamentos agradecerá este comportamiento de estos gigantes siempre y cuando la empresa sea financieramente estable. Con un acceso relativamente fácil al capital y a activos importantes, y con tremendas ventajas comerciales, estos cuatro gigantes petroleros parecen financieramente estables a largo plazo. Si son lo suficientemente estables como para capear una recesión, un inversor a largo plazo —uno que compre y mantenga— quiere ver esos gastos para asegurar la continua generación de ingresos en el futuro.
Este estudio no sólo fue una buena señal para el buen estado a largo plazo de estas gigantes empresas públicas, sino también una buena señal para algunas compañías petroleras nacionales. Por ejemplo, según se acerca la esperada salida a bolsa de Aramco, su éxito y posicionamiento se comparará a estos gigantes de la energía.
Aunque estas empresas siempre han proporcionado buenos dividendos a sus inversores, Aramco ha generado suficientes ingresos para pagar al Gobierno de Arabia Saudí suficientes sumas como para financiar en gran medida el presupuesto del Gobierno (40.000 millones de dólares al año al parecer cubren los costes operativos y los gastos de capital de Aramco, según el ministro del petróleo saudí, Khalid al Falih).
Aramco hace esto a la vez que paga sus propios costes operativos e invierte en proyectos a largo plazo (sobre todo en actividades descendentes por todo el mundo). Aunque Aramco proporciona menos dinero del que solía a Arabia Saudí, sus pagos al gobierno son superiores a la suma de los impuestos y dividendos para cada uno de los cuatro gigantes.
Los inversores a largo plazo deberían apreciar cualquier compañía petrolera que pueda sobrevivir hoy y prepararse para el futuro haciendo felices a sus inversores. Si los inversores a corto plazo mantienen los precios de las acciones de estos gigantes del petróleo en bajos niveles, estas acciones podrían presentar ofertas como inversiones a más largo plazo.