En la actualidad la mayoría de los bancos centrales en el mundo siguen esquemas de metas de inflación explícitas. Básicamente, la idea de estos es fijar un objetivo inflacionario a través de una programación macroeconómica de mediano plazo. Estos esquemas de política monetaria tienen muchas características y una de ellas es la información transparente de la autoridad monetaria.
Para Lars Svensson, profesor de economía de la Universidad de Estocolmo, el ejercicio de comunicación de los bancos centrales al público permite a los agentes económicos (empresas, inversionistas, consumidores, etc.) comprender mejor las decisiones de la autoridad. Asimismo, este flujo de información tiene efectos sobre la credibilidad de la entidad, ya que permite comprender por qué se toma una decisión o cuáles han sido las causas del por qué la inflación no está dentro de la meta establecida. Bajo esta misma línea, Alan Blinder, profesor de la Universidad de Princeton, sostiene que la comunicación es un instrumento de política, porque puede afectar las expectativas del público en torno a los objetivos de la autoridad monetaria.
En ese sentido, el seguimiento de la información de los bancos es sumamente importante para comprender lo que puede suceder con las tasas de intereses y como esto puede afectar las estrategias de inversión. En la práctica, las estrategias de comunicación de los bancos centrales se hacen principalmente con un grado alto de atención al detalle en el vocabulario utilizado en sus minutas de Junta Directa, los reportes de inflación y las conferencias de prensa. Dicho eso, el observar la planificación y el cuidado en el lenguaje empleado por banqueros, como Janet Yellen, no es una casualidad, es parte de la estrategia de política monetaria.