En agosto pasado los mercados comenzaron una de las correcciones más grandes desde 2011; los temores sobre una posible desaceleración en China, su impacto en las economías emergentes y la posibilidad de que la Reserva Federal (Fed), el banco central de Estados Unidos, subiera tasas pesaron sobre el sentimiento de los inversionistas.
En su momento explicamos que la calma volvería de la mano de tres factores: una estabilidad en China, mayor claridad sobre el impacto en la economía mundial y una mejora en la comunicación sobre el momento en que la Fed subiría tasas. Estos tres eventos comenzaron a presentarse uno a uno durante el mes pasado e hicieron que las acciones europeas tuvieran su mejor mes en 6 años y las de Estados Unidos el mejor desde 2011.
En primer lugar, los datos emitidos por China, la segunda economía del mundo, mostraron que, en vez de un desplome, su economía se estabilizó, pese a un crecimiento un poco menor. El sector de manufactura, aunque aún en contracción, ya dejó de caer y el sector de servicios sigue creciendo. Datos que coinciden con el crecimiento del 6,9% que reportó el país durante el tercer trimestre.
A pesar de esta estabilidad, el Banco Central local volvió a reducir su tasa de política monetaria y los requerimientos de reservas en un intento por lograr la meta del 7% de crecimiento de este año.
En cuanto a la Reserva Federal, los datos económicos más débiles a los esperados lograron aclarar mejor la situación y aunque en la última reunión se realizaron esfuerzos por “revivir” diciembre como una posibilidad, muchos en el mercado postergaron su expectativa del alza hasta la primera parte del 2016, donde las probabilidades superan el 50%.
Dicha situación aportó un relativo alivio sobre las monedas de las economías emergentes, reduciendo los temores de un episodio similar a la crisis de 1997. Expectativa compartida por la Fed, que en su comunicado decidió eliminar un párrafo que hacía referencia a este riesgo y que contribuyó a que en setiembre la entidad se abstuviera de subir tasas.
De igual forma, las ganancias de algunas de las compañías más grandes redujeron los temores de una fuerte desaceleración global; Apple (O:AAPL), Amazon (O:AMZN) y la mayoría de bancos estadounidenses reportaron ingresos mejores a los estimados por los analistas, lo que hizo que las acciones de esas subieran de precio.