Cuando creíamos que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) ya lo tenía todo listo, los datos publicados esta mañana vinieron a generar mucha confusión. Basta con ver la reacción de los mercados esta mañana: la tasa de 10 años se hunde, antes de que la Fed diga nada, 10 pbs para ubicarse en 2.11%, lo que supone un nuevo mínimo desde la victoria de Trump en noviembre. En consonancia con la caída de las tasas de interés, el dólar se hunde contra el resto de las divisas. El índice del dólar spot de Bloomberg cae un 0.5% y las principales divisas del mundo, todas, se fortalecen hoy contra el dólar: el rand sudafricano se dispara un 1.3%, el real brasileño un 1.1%, el yen japonés un 0.9%, el peso mexicano un 0.6%, el euro un 0.5%, la libra esterlina un 0.3%.
Y todo por unos indicadores económicos que realmente defraudaron las expectativas del mercado en mucho, tanto en lo que se refiere a la economía real (ventas minoristas) como a la inflación (precios al consumidor).
Inesperadamente, las ventas minoristas de mayo se contrajeron un 0.3%, muy por debajo de la lectura de 0.0% que esperaba el consenso y prácticamente borrando el incremento de abril, por lo que el consumo privado, que flaqueó en el primer trimestre, tampoco parece gozar de muy buena salud en el segundo. Excluyendo el volátil componente de autos, las ventas bajaron otro 0.3% defraudando el aumento de 0.1% que esperaban los analistas, y eclipsando el incremento de 0.3% de abril. Por tanto, el consumo privado, el gran motor de la economía estadounidense, sigue sin terminar de arrancar desde que llegó Trump, pese a que los datos de confianza del consumidor auguraban un gran auge del gasto de consumo privado.
Por otro lado, la inflación se sigue desinflando. Los precios al consumidor de mayo se redujeron un 0.1%, por debajo de la lectura de 0.0% del consenso. Así, la tasa anual se desaceleró de 2.2% en abril a 1.9% en mayo. La inflación subyacente también sorprendió por sus bajas cifras: en el mes aumentó un 0.1%, por debajo del 0.2% del consenso y la misma tasa observada en abril. Sin embargo, la tasa anual se redujo de 1.9% a 1.7%. Por tanto, ni el crecimiento económico es muy sólido, ni las presiones inflacionarias muy preocupantes, lo que realmente da espacio a la Fed para conducir una política monetaria muy gradual si nos atenemos a esos dos mandatos.
Que hoy habrá una subida de tasas no cabe duda. Muy difícil será que los datos de un mes hagan cambiar de parecer a la Fed y a unos mercados que vienen dando como un hecho, desde hace tiempo, que en junio habrá subida de tasas. Los futuros de los fondos federales lo descuentan así con una probabilidad del 91%. Ahora bien, falta por ver qué proyecciones económicas lanza de aquí para adelante no sólo para el crecimiento, el empleo y la inflación, sino también para los futuros incrementos de tasas.
Y aquí viene el gran dilema. Desde luego, el comportamiento de la economía estadounidense ha sido una decepción en los últimos meses. La victoria de Trump detonó una euforia en los mercados bursátiles y en el ánimo de los estadounidenses, reflejado en los datos de sentimiento del consumidor y empresarial, que no se ha reflejado en los datos duros de la economía.
En el primer trimestre, la economía se desaceleró para crecer a una magra tasa de 1.2% comparado con 2.1% en el cuarto trimestre y un 3.5% en el tercero. Esa tasa fue la más baja desde el primer trimestre del año pasado (+0.8%). Se esperaba que esa desaceleración de la economía fuera algo temporal, ocasionado por la debilidad del gasto de consumo, el principal motor de crecimiento de la economía estadounidense. Lo malo es que todo parece indicar que en el segundo trimestre, el crecimiento del consumo privado, tal y como reflejan los datos de ventas minoristas de hoy, fueron débiles.
Más preocupante aún es el comportamiento de la inflación. Tras el repunte observado desde la segunda mitad del año pasado hasta principios de este año, la inflación ha vuelto a ceder. La tasa anual de la inflación general, medido por los precios al consumidor, repuntó de 0.8% en el verano pasado a 2.7% en febrero. Pero desde entonces entró en una senda descendente para ubicarse en 1.9% en mayo, el dato publicado hoy. La misma tendencia se observa en el índice subyacente, excluyendo alimentos y energía, que pasó de una tasa de 2.3% en enero de este año a 1.7% en junio.
El llamado “break even” de inflación de 5 años, que se mide como la diferencia entre la tasa nominal del bono de Tesoro de 5 años y la tasa real de los bonos indexados a la inflación a ese mismo plazo (TIPS) y que descuenta, por tanto, la inflación implícita que descuenta el mercado, ha pasado de un reciente máximo de 2.06% en febrero a 1.62% en este instante.
Así las cosas, la Fed tendrá dificultades para justificar futuros incrementos en las tasas de interés. El dilema es que existe un tercer objetivo de política monetaria para la Fed, el de la estabilidad financiera. Y la Fed está preocupada con el rally bursátil y las actuales valuaciones de las bolsas, con el Dow Jones y el S&P’s 500 en nuevos récord históricos. Si por el comportamiento bursátil fuera, la Fed sí tendría motivos para subir las tasas y tratar de enfriar la actual euforia en vez de seguir regalando dinero barato que sirve de munición para nuevos aumentos en las bolsas.
He ahí el dilema de la Fed: la economía real no amerita nuevas alzas de tasas; la economía financiera sí. Posiblemente la Fed considere que en caso de que se confirme la debilidad de la economía, los propios datos económicos se encarguen de atenuar la actual euforia bursátil y se produzca una corrección en los índices bursátiles.
¿Qué solución dará hoy la Fed? En un rato lo veremos. Pero posiblemente la Fed conserve la misma postura. El dato de un mes nio debe cambiar sus perspectivas. Posiblemente mantenga las misma perspectivas de alzas futuras que las actuales: tres aumentos de tasas en el 2017 para dejar la tasa en un rango de entre 1.25% y 1.50% a final de año, y otros tres aumentos de tasas en el 2018 para llevar el objetivo de los fondos federales a un rango de 2.0% y 2.25%. De ser así, que daría un incremento de tasas más para este año: quizás tomarse una pausa en la reunión de septiembre y dar otro apretón monetario para final de año y así confirmar su actual política de gradualismo. Claro que nunca se cerrará las puertas a cualquier decisión e insistirá que todo depende de los datos económicos y, aunque no lo diga explícitamente, de cómo evolucione también la bolsa de aquí en adelante.
Sea como sea, los datos de esta mañana no fueron buenos y lo único que han logrado es complicar el mensaje de política monetaria que la presidenta de la Fed, Janet Yellen, quiera mandar hoy a los mercados.