De acuerdo a datos de USDA en el período 16/17 China evidenciaría una ligera recuperación en su área cosechable, luego de que en el ciclo previo se haya alcanzado un piso para esta variable en casi 50 años.
Esto se advierte a través de la línea roja del gráfico 1 (eje derecho); la superficie para la nueva temporada se proyecta en 6.8 mill tt y el salto interanual es de tan sólo 300 mil has.
Tomando en consideración que en 09/10 las hectáreas destinadas a este cultivo en el principal demandante mundial eran 9.2 mill, con esta previsión se interrumpe una caída de 6 campañas.
En este contexto, la oferta del gigante asiático sería algo superior a 12 mill tt (barras verdes y eje izquierdo), con una productividad asociada que se acerca a 18 qq/ha (tengamos en cuenta que en nuestro país el ciclo en curso arrojaría una media en torno a 28 qq/ha, mientras que en EEUU la última cosecha ha alcanzado un promedio mayor a 32 qq/ha).
A pesar de esta magra performance productiva, el crushing de ese país seguiría en aumento. De hecho, los números oficiales norteamericanos indican que China procesaría en el próximo año comercial 87 mill tt (barras celestes y eje izquierdo del gráfico 2), lo que duplicaría el volumen vislumbrado hace 8 años.
Por su parte, si analizamos la actividad de este sector desde el año 2000 vemos que la expansión promedio anual es algo mayor al 10%, habiéndose registrado solamente una ligera contracción en 03/04.
Este notorio crecimiento no sólo se aprecia en términos absolutos sino también en forma relativa; tal como lo expresa la línea verde (eje derecho) su participación en el total mundial es superior al 30%, habiéndose expandido en forma incesante desde comienzos de siglo. Tengamos en cuenta que en el período 00/01 la molienda china acaparaba poco más del 10%.
Lo anterior sólo es posible a partir de una profundización de las importaciones, las cuales en 16/17 alcanzarían un máximo histórico de 87 mill tt (barra verde y eje izquierdo del gráfico 3) y explicarían aproximadamente el 65% del comercio mundial (línea negra y eje derecho).
Si tomamos las últimas dos décadas (cuando China irrumpe en el mercado internacional) el crecimiento promedio anual de sus compras al mundo equivale al 25%, en tanto que si nos circunscribimos a un período de 8 años (a partir del momento en que se superaron las 50 mill tt importadas) la expansión es del 10%. A este ritmo en 5 años la demanda de ese país alcanzaría las 140 mill tt (para dimensionar este volumen hoy Sudamérica está produciendo alrededor de 170 mill tt).
Dados los niveles proyectados de oferta, crushing e importaciones, se destaca la política oficial de la segunda economía mundial de mantener altos stocks, algo que se ha repetido en los últimos 7 períodos con el propósito de poder atemperar las oscilaciones de precios en el mercado internacional.
En este sentido, se prevé que China finalice la temporada 16/17 con aproximadamente 15 mill tt (ver gráfico 4 a través de las barras rojas y eje izquierdo, lo cual se transformaría en la segunda merma consecutiva), lo que marca que su output ni siquiera alcanza para cubrir sus excedentes.
Una forma precisa de analizar la holgura de los inventarios radica en su equivalencia en términos de días de consumo. En este caso se observa que los stocks alcanzan para 53 días (línea negra y eje derecho), lo que más alá de significar el menor nivel de los últimos 8 ciclos refleja que los mismos siguen siendo muy holgado.
Como conclusión de lo descripto, si bien la presencia de China brinda soporte al valor de la soja en un escenario de demanda creciente (a partir de que la proporción de la población que vive bajo régimen capitalista sigue expandiéndose, y con ello se advierten cambios en los hábitos alimenticios), al mismo tiempo el hecho de que su participación en el mercado mundial no encuentre techo constituye un factor de preocupación. Esto último se vincula con su capacidad cada vez mayor para influir en los precios, más aún en un escenario en el que el gobierno desde hace casi 10 años propicia la acumulación de existencias.