En las últimas horas han sonado las alarmas de un posible enfrentamiento comercial entre EE.UU. y China. El nuevo e impetuoso presidente Trump mueve mucho el dedo y alza la voz. Han sido portavoces oficiales chinos los que han calmado los ánimos, aunque no sin advertir de que están vigilantes. Coincidiendo con este nuevo episodio de hostilidades (ya hubo fases muy tensas en el mandato de Obama, que concluyeron con la pérdida de soberanía de China en la Economía mundial), en los cenáculos se habla, con miedo, de la tenencia de bonos EE.UU. por parte de Japón, China, Rusia o Arabia Saudí. Estos son los últimos datos: Japón ha recuperado ocho años después el rol de mayor acreedor de EE.UU., superando a China como el país que mayor volumen de deuda estadounidense atesora, con un total de 1,13 billones de dólares (1,07 billones de euros) en octubre, una cifra que representa el 18,7% del total de deuda de EE.UU. en poder de extranjeros. No obstante, la deuda estadounidense en manos japonesas se ha reducido en 4.500 millones de dólares (4.285 millones de euros) con respecto al mes anterior y supone una reducción de 9.500 millones de dólares (9.047 millones de euros) en lo que va de año.
Por su parte, China ha cedido su puesto como mayor tenedor de deuda estadounidense, que mantenía desde 2008, al registrar en octubre un descenso de 41.300 millones de dólares (39.334 millones de euros) en el importe de la deuda del Tesoro de EE.UU. que acumula, cuya suma en octubre era de 1,11 billones de dólares (1,06 billones de euros), el 18,5% del total.
De este modo, entre Japón y China atesoran el 37,2% de la deuda de EE.UU. en poder de otros países, cuya suma total alcanzó en octubre 6,038 billones de dólares (5,7 billones de euros), lo que supone una caída de 116.000 millones de dólares (110.476 millones de euros) respecto al mes anterior.
Los siguientes mayores acreedores de EE.UU. en octubre eran Irlanda, con 271.000 millones de dólares (258.090 millones de euros) y las Islas Caimán, con 262.000 millones de dólares (249.524 millones de euros).
Por su parte, Arabia Saudí, cuyos datos comenzaron a ser publicados en mayo, acumulaba 96.700 millones de dólares (92.095 millones de euros), una cifra inferior en 27.000 millones de dólares (25.714 millones de euros) a la del pasado mes de enero, lo que convertía al país árabe en el decimocuarto acreedor de EE.UU..
En el caso de España, la deuda del Tesoro de EE.UU. adquirida sumaba en octubre un total de 38.400 millones de dólares (36.571 millones de euros), frente a los 39.500 millones de dólares (37.619 millones de euros) de septiembre, una cifra superior a los 37.100 millones de dólares (35.330 millones de euros) del pasado mes de enero y equivalente al 0,6% del total en manos extranjeras.
"¿Habría un crash de la deuda EE.UU. si alguno de los grandes lo vende todo?", me pregunta E.M. "El futuro está en manos de sí mismo y de nadie más. Hacer futurología es perder dinero, tiempo y amigos. En cualquier caso no creo en un crash propiciado por una desbandada general. El problema de la deuda EE.UU. no es de EE.UU. sino de los tenedores de ella. Ya saben aquello de que si usted debe 1 millón de euros a un banco, usted tiene un problema. Pero si le debe 1.000 millones de euros, el problema es del banco..."
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Ya en mayo, Antonio Iruzubieta escribía en lacartadelabolsa que los Bond Vigilantes, término del argot para señalar a los más expertos analistas e inversores en los mercados de bonos, comienzan a mostrar inquietud por la posición del combinado rentabilidad riesgo que ofrece el mercado de deuda EE.UU., resumido en rentabilidades mínimas frente a riesgos diversos y elevados.La irrupción de la FED en el mercado, comprando activos EE.UU. como nunca antes, ha sido esencial para mantener altos los precios de los bonos -baja la rentabilidad- en los últimos años. A medida que avanza la extraña recuperación artificial de la economía, las distorsiones se amontonan y los grandes inversores aumentando la desconfianza, van retirándose de la deuda EE.UU.. Es el caso de inversores grandes como China, Arabia o Rusia, que habiendo sido históricamente estables, han pasado al lado contrario y de ser compradores netos durante décadas ahora venden. La acción de la FED comprando deuda EE.UU. ha contrarrestado tanto la falta de demanda como la más reciente presión vendedora de estos grandes actores, pero ni su capacidad es ilimitada ni el resto de agentes del mercado han seguido complacientes y ajenos al entramado económico financiero cocinado desde los despachos.
La posibilidad de que la economía EE.UU. mejore -aunque a trompicones- o que la inflación repunte siempre ha sido un problema para los inversores en deuda.
Las limitaciones de la FED para contrarrestar indefinidamente las fuertes corrientes de fondo del mercado son otra de las inquietudes de los expertos.
En la actual coyuntura de mercado, marcada por merma de liquidez, arresto de la libre formación de precios, exceso de valoración y de riesgos, etcétera… cualquier síntoma de avance económico o inflacionista invita a vender con mayor intensidad en un mercado cuya profundidad también ha sido arrestada.
La posición de mercado abierta por estos avezados vigilantes es netamente bajista, pero es corta, según se desprende de los datos del Commitment of Traders, y además la más abultada posición contraria abierta desde hace más de cuatro años.