Por Barani Krishnan
Investing.com -- Las malas noticias sobre la economía parecen ser un poco peores cada día.
Sin embargo, la mala noticia para los osos del oro es que la Reserva Federal no parece tomárselo demasiado mal. Lo más probable es que el banco central se atenga a una subida de tasas de medio punto en junio, en lugar de un aumento de tres cuartos de punto que habría llevado la implosión del metal amarillo al siguiente nivel.
Eso ha permitido que el índice del dólar, la némesis del oro, se deslice desde los máximos de 20 años por encima de los 105 a principios de mayo a un poco más de 101, una caída de más del 3%. Los rendimientos de los bonos, medidos por la nota del Tesoro a 10 años, también se han hundido, cayendo casi un 3.7% sólo el martes y dirigiéndose a una tercera semana consecutiva de pérdidas. Eso es una buena noticia para los alcistas del lingote.
Al cierre del martes, los futuros del oro para junio en el Comex de Nueva York se situaban en 1,865.40 dólares por onza, con una subida de 17.60 dólares, o casi un 1%, en el día.
Al principio de la sesión, los futuros del oro de referencia alcanzaron un máximo de 1,868.80 dólares, su nivel más alto en dos semanas. Además, el oro de junio ha conseguido mantenerse en verde por cuarta sesión consecutiva, la más larga desde una racha de cinco días de ganancias entre el 7 y el 13 de abril, que coincidió con el máximo de dos semanas del martes.
La trayectoria actual del oro podría ponerlo en camino de recuperar la percha de los 1,900 dólares, aunque sea momentáneamente, dijo Sunil Kumar Dixit, estratega técnico en jefe de skcharting.com.
Los estocásticos semanales y diarios del oro apoyan un movimiento alcista que apunta al promedio móvil exponencial de 50 días de 1,884 dólares y a el promedio móvil simple de 100 días de 1,886 dólares, así como a la banda de Bollinger media semanal de 1,890 dólares, dijo Dixit, que basa sus llamadas en el precio al contado del oro.
"La actual tendencia alcista puede extenderse hasta los 1,900 y 1,910 dólares, donde el impulso puede agotarse", añadió Dixit. "En caso de corrección, el promedio móvil simple de 200 días de 1,839 dólares puede actuar como fuerte soporte".
Ed Moya, analista de la plataforma de trading en línea OANDA, mantuvo una opinión similar.
"El oro, que no devenga intereses, vuelve a ser un refugio seguro y podría estar al borde de una ruptura importante si los precios pueden recuperar el nivel de 1,885 dólares", dijo Moya. "Se ha alcanzado un máximo en los rendimientos de los bonos del Tesoro y ahora el dólar parece estar preparado para un retroceso, ya que el BCE está dispuesto a subir las tasas, lo que es una buena noticia para el euro".
Dijo que el oro debería seguir apoyado, ya que las presiones inflacionistas pesan, la situación de Covid en China sigue siendo una gran incógnita y las empresas estadounidenses siguen recortando sus perspectivas.
"Puede que no haya nada que detenga al oro en este momento, ya que el muro de la preocupación en Wall Street sigue creciendo", dijo Moya. "La economía estadounidense no se está desmoronando, pero la debilidad que está experimentando es mucho peor de lo que muchos esperaban".
Un indicador de esa preocupación: las ventas mensuales de viviendas de nueva construcción en Estados Unidos, que cayeron a su nivel más bajo en dos años en abril, según los datos del Departamento de Comercio del martes, que reforzaron la noción de un mercado de la vivienda en desaceleración por el aumento de las tasas de interés y de las hipotecas.
Las cifras de ventas de viviendas nuevas se produjeron tras los datos de la semana pasada, que mostraban que las ventas de viviendas existentes en Estados Unidos bajaron por tercer mes consecutivo en abril, debido a la subida de las tasas de interés y de las hipotecas. Antes de eso, la Asociación Nacional de Constructores de Viviendas dijo que el sentimiento de construcción de viviendas -un indicador de la actividad de construcción nacional- alcanzó mínimos de dos años en su encuesta inicial de mayo.
La vivienda y el sector inmobiliario desempeñan un papel importante en la economía estadounidense, ya que aproximadamente el 65% de las unidades de vivienda ocupadas están ocupadas por sus propietarios, lo que hace que las casas sean una fuente sustancial de riqueza para los hogares y que la construcción de viviendas sea un proveedor clave de empleo. En la crisis financiera de 2008/09, el desplome del mercado inmobiliario precipitó lo que más tarde se conoció como la era de la Gran Recesión.