(Repite para llegar a más suscriptores. No cambia texto)
* Ministro baja expansión PIB a 2,5 pct en 2015
* Inflación llegaría 3,5 pct fines de este año
* Ejecutivo eleva déficit fiscal a 3,0 pct
Por Antonio De la Jara
SANTIAGO, 6 jul (Reuters) - El Gobierno chileno recortó drásticamente el lunes su cálculo de crecimiento de la economía a un 2,5 por ciento y elevó su proyección de déficit fiscal, ante una mayor debilidad de la actividad doméstica, especialmente de la inversión y el consumo.
En una comisión del Congreso, el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, informó la reducción en 1,1 puntos porcentuales de la estimación de crecimiento para este año desde un pronóstico previo del 3,6 por ciento.
"La economía se está adaptando a nuevas condiciones externas, pero la inversión privada continúa débil", dijo Valdés en su presentación.
"La aceleración de la actividad será gradual y es necesario fortalecer el diálogo y la confianza para que ello se materialice. Nuestro escenario supone que la actividad toma más dinamismo, no es un escenario en que nos quedamos estacionados", agregó.
El jefe de las finanzas públicas indicó que la demanda interna crecería un 2,0 por ciento este año, mientras que la inflación alcanzaría un nivel del 3,5 por ciento, desde el cálculo previo del 3,0 por ciento.
"Las condiciones externas son una parte sustancial y mayoritaria de lo que nos está pasando. Sin embargo, eso no quiere decir que no haya otros factores", dijo Valdés ante un grupo de diputados y senadores.
Para el precio del cobre, del que Chile es el mayor productor mundial, Valdés dijo que el valor promedio se ubicará en 2,75 dólares por libra este año desde un nivel previo de 3,12 dólares.
En tanto, el tipo de cambio promediaría 630 pesos por dólar, desde un cálculo anterior de 585 pesos.
FLEXIBILIDAD SIN RECORTAR
Ante el nuevo escenario internacional, "tenemos que tener la flexibilidad en la economía para acomodarnos". Pero precisó que no es necesario "ajustarse a esta realidad en forma rápida".
Junto con rebajar el cálculo de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), Valdés elevó la proyección de déficit fiscal a un 3,0 por ciento desde un estimado anterior del 1,9 por ciento en medio de los menores ingresos procedentes de la caída global en el precio cobre, principal envío del país.
"El Gobierno tiene liquidez y, por lo tanto, aquí no hay problemas de financiamiento, pero los activos netos son menores que en el pasado y eso importa para calibrar la política fiscal hacia adelante", dijo Valdés.
El ministro sostuvo que el gasto fiscal puede seguir creciendo, pero la trayectoria hacia adelante será distinta tras el fuerte impulso del primer semestre.
"Será una trayectoria menos dinámica, pero eso no quiere decir que disminuir o cortar gasto, pero si que el gasto tiene que aumentar a tasas mucho más moderadas", dijo el ministro.
Para todo el 2015, el Gobierno ha estimado originalmente un crecimiento del gasto fiscal del 9,8 por ciento en su esfuerzo por dinamizar la economía.
A este esfuerzo se suma la inyección de estímulo monetario que realizó el Banco Central hasta octubre del año pasado, por un total de 200 puntos de recorte en su tasa referencial, aunque posteriormente la ha mantenido en 3,0 por ciento ante una lenta moderación de la inflación.
Los resultados esperados para este año llevarían a consolidar un mayor déficit estructural, como lo había anticipado Valdés el mes pasado y lo alejarían por lo tanto de la meta de alcanzar un balance hacia el 2018.
Ante los parlamentarios, Valdés estimó "difícil" llegar al 2018 con un balance estructural y por lo tanto propuso graduar más su convergencia hacia un nivel estable.
El balance estructural es una política -surgida en el 2001- que apunta a mostrar la situación fiscal en una perspectiva de mediano plazo y que hasta fines de la década pasada se ubicó en terreno positivo, apoyado en la bonanza del precio del cobre.
Pero la fuerte caída en los valores del metal rojo generó dudas sobre la viabilidad de lograr un equilibrio, ya que el Ejecutivo ha debido afrontar grandes gastos en reformas, como la del sistema educativo.
En la práctica, el balance estructural significa ahorrar en tiempos de auge cuando se reciben ingresos que se sabe son sólo transitorios, para poder gastarlos en coyunturas que hacen caer los ingresos o aumentan las necesidades de gasto. (Reporte de Antonio de la Jara, editado por Fabián Andrés Cambero/Manuel Farías)