por Eduardo García
Infosel, diciembre. 9.- El gobierno de México, a través del secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, fijó su postura en torno algunos de los elementos que les gustaría reforzar a los legisladores demócratas para garantizar la aprobación del nuevo tratado de libre comercio entre las dos naciones y Canadá.
En ese sentido, Ebrard ratificó los temas que más controversia han generado entre algunos legisladores demócratas, como son el laboral, el medioambiental, el de la protección a los medicamentos biogenéricos o bitotecnólogicos y la inclusión del acero y aluminio norteamericano en la fabricación de autos en la región.
En general, México ha aceptado la mayoría de las propuestas estadounidenses para fortalecer esos temas y con ello lograr la ratificación del Tratado México, Estados Unidos, Canadá, o T-MEC, aunque también ha rechazado tajantemente otras.
En el tema laboral, por ejemplo, Ebrard dijo que México ve con muy buenos ojos la creación de paneles que permitan resolver, con la ayuda de expertos, las disputas o controversias laborales que puedan presentarse en México por la falta de aplicación de su ley laboral.
"De aceptarse el esquema de paneles lo veríamos muy bien para resolver controversias, no sólo en lo laboral, sino en otros temas", dijo Ebrard, durante un encuentro con periodistas tras reunirse con miembros del Senado a quien expuso la situación en la que se encuentra la negociación que se realiza al interior de Estados Unidos y que México deberá, indirectamente, aprobar.
Claro que al mismo tiempo el canciller reiteró la postura mexicana de rechazar los planteamientos que hicieron algunos legisladores estadounidenses de llevar a cabo inspecciones directas, o fórmulas de presencia de funcionarios estadounidenses en territorio mexicano, para supervisar plantas o empresas.
"Evidentemente, esto no es aceptable ni se va aceptar y esto es el consenso de todos con quienes hoy hemos conversado", agregó Ebrard.
En cuanto al medio ambiente, Ebrard dijo que México no tiene ningún inconveniente en incluir los compromisos internacionales que tiene el país en la materia como parte del T-MEC.
"México tiene una posición más avanzada que Estados Unidos en muchos temas" ambientales, dijo el canciller. "Para empezar, cambio climático, ha suscrito esos tratados y convenios y por lo tanto no hemos tenido ni un inconveniente en que las y los compromisos de carácter internacional de México, en materia de medio ambiente, puedan incluirse en el tratado por que también obligarían a Estados Unidos".
Por lo que se refiere a la queja de los legisladores demócratas en cuanto a la extensión que el tratado comercial da a las compañías farmacéuticas en materia de patentes, Ebrard dijo que México ya ha propuesto varias alternativas a fin de reducir esa protección y que sólo espera ver cuál escoge el gobierno estadounidense para que esos tiempos de protección no sean tan extendidos.
Finalmente, en cuanto al tema de la cantidad de acero y aluminio que deben tener los vehículos fabricados en Norteamérica para gozar del libre comercio, México dijo que, si bien podría aceptar la propuesta, rechazaba que esa propuesta entrase en vigor de forma simultánea con la aplicación del T-MEC.
El gobierno mexicano propuso que las medidas en materia del acero y aluminio sólo podrán entrar en vigor tras cinco años de vigencia del tratado, a fin de dar tiempo a la industria siderúrgica y automotriz para preparase a esas nuevas reglas de contenido regional.
Claro que eso sólo aplicaría para el acero, más no para el aluminio ya que México no cuenta con la materia prima principal con la que se fabrica el aluminio.
"Entonces [de aceptarse esa propuesta] nos pondría en una desventaja muy grande", dijo Ebrard.
El secretario de Relaciones Exteriores agregó que la postura mexicana en estos temas será ratificada y retransmitida a su contraparte estadounidense en las siguientes horas a fin de entonces determinar los siguientes pasos a seguir.
"Vamos a ver la reacción de la contraparte y cuando la tengamos se las informamos", concluyó Ebrard.
Para muchos expertos la postura mexicana es razonable y es probable que, si bien generé cierto descontento entre algunos legisladores demócratas, la mayoría de ellos terminarán por aceptar que sus demandas fueron en su mayoría atendidas para beneficio de los trabajadores y el medio ambiente estadounidense, sin desproteger la capacidad productiva de Norte América.
Incluso, muchos medios internacionales indicaron durante el fin de semana que los negociadores estadounidenses y mexicanos habían ya logrado zanjar todas sus diferencias y que sólo era cuestión de persuadir a un buen número de legisladores demócratas para que el T-MEC pudiese ser ratificado en el Congreso estadounidense.
Hasta ahora, sólo el Senado mexicano ha ratificado el pacto comercial, mientras que los especialistas esperan que el Congreso canadiense lo verifique una vez que lo haga el estadounidense.
La postura mexicana incluso la dio a conocer Ebrard luego de varios encuentros que ha venido teniendo el subsecretario para América del Norte y jefe negociador de México, Jesús Seade, con el representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, para destrabar el proceso de ratificación en Estados Unidos.
El T-MEC no ha sido sometido a votación en la Cámara de Representantes de Estados Unidos porque ese recinto legislativo lo controla el Partido Demócrata, que ha sido siempre mucho más escéptico hacia el libre comercio que el Partido Republicano.
De hecho, los legisladores demócratas amenazaron con derrotar al pacto comercial norteamericano, sin el equipo negociador estadounidense, encabezado por Lighthizer, no ofrecía mejores elementos para garantizar una buena aplicación de las leyes laborales y medioambientales de México.
La amenaza de rechazar al T-MEC por parte de algunos legisladores demócratas, obligó a Lighthizer a tener que volver a platicar con su contraparte mexicana para encontrar los mecanismos que satisficieran total o parcialmente las preocupaciones de esos representantes populares.
Eso implicó que, a lo largo de las últimas semanas, los negociadores estadounidenses y mexicanos, con los canadienses como observadores cercanos, hayan tenido que buscar formas para incorporar las preocupaciones demócratas, algo que al parecer lograron planchar ayer, de acuerdo con reportes del portal Politico.com y de la agencia de noticias Bloomberg.
Claro que los acuerdos alcanzados, junto con la postura mexicana, debe aún ser revisado por la líder de los demócratas en la Cámara Baja, Nancy Pelosi, para que se pueda saber si el T-MEC y otros acuerdos adjuntos sean sometidos para su aprobación al Congreso estadounidense.
El T-MEC tiene la intención de reemplazar al Tratado de Libre Comercio para América del Norte, o TLCAN, que entró en vigor hace 25 años y que provocó que la relación comercial y los flujos de inversión entre los tres países se más que triplicaran en ese tiempo.
Claro que ese acuerdo generó también impactos desfavorables para algunos sectores, lo que provocó que el presidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, optara, al llegar al poder hace tres años, por solicitar una renegociación del pacto comercial.
Para Trump, la economía estadounidense perdió más que ganó con el TLCAN, una consideración que muchos economistas y expertos cuestionan; aunque no así la gran animadversión que existe en ese país hacia el acuerdo comercial por los supuestos mayores efectos negativos que positivos que dejó para los estadounidenses.
De cualquier manera, el nuevo T-MEC cuenta con el total respaldo de Trump, quien incluso está presionando a los demócratas para ratificarlo a fin de que la economía estadounidense pueda sacar ventaja de él.
"Difícil de creer, pero si Nancy Pelosi hubiese puesto nuestro gran acuerdo comercial con México y Canadá, T-MEC, a votación hace mucho tiempo, nuestra economía estará aún mejor. Si no se mueve rápido podría colapsarse", escribió el mandatario estadounidense en un tuit.
No es claro el tiempo que Pelosi y su principal asesor en materia comercial, el legislador Richard Neal del estado de Massachusetts y presidente del Comité de Medios y Presupuesto de la Cámara de Representantes, tomaran para revisar lo acordado y la postura mexicana sobre los temas que preocupan a los legisladores demócratas.
