Mientras el crecimiento económico de China sigue menguando, han resurgido los debates sobre la posible emisión de vales de compra para estimular el gasto de los consumidores y ayudar a alcanzar el objetivo de crecimiento del gobierno, de aproximadamente el 5%. Los últimos datos económicos indican una nueva ralentización en julio, con el mayor descenso de los precios de la vivienda nueva en nueve años, una desaceleración de la producción industrial y un repunte del desempleo. A pesar de que algunos datos superan las expectativas, las razones -como el mal tiempo, que contribuyó al aumento de la inflación, y el incremento de las importaciones debido a las restricciones tecnológicas previstas en Estados Unidos- no indican una demanda interna robusta.
Los analistas se muestran preocupados por la trayectoria económica del país, sugiriendo que, sin una intervención política significativa, la confianza de los consumidores y las empresas podría entrar en una espiral descendente. Carlos Casanova, economista jefe para Asia de UBP, recomienda ampliar el déficit presupuestario del 3% previsto al 4% del PIB para contrarrestar los flojos resultados.
Un asesor político, que solicitó el anonimato, mencionó que si no se aprecian signos de recuperación económica a finales de verano, Pekín podría considerar adelantar parte de la cuota de emisión de bonos de 2025 en octubre. El año pasado, se tomaron medidas similares cuando se aumentó el déficit del 3,0% al 3,8%, y se adelantó una parte de las cuotas de deuda de las administraciones locales de 2024 para inversiones en infraestructuras.
Sin embargo, la eficacia del gasto tradicional en infraestructuras está disminuyendo, y la atención prestada a la fabricación avanzada está suscitando preocupación por el exceso de capacidad industrial y las tensiones comerciales. Los analistas de Societe Generale subrayan la importancia de reforzar la demanda interna para alcanzar el objetivo de crecimiento del 5%.
Gigantes del comercio electrónico como Alibaba Group Holding (NYSE:BABA), que recientemente declaró unos ingresos por debajo de las expectativas del mercado, están sufriendo las consecuencias de la reducción del gasto de los consumidores. En una reunión política celebrada en julio se insinuó un cambio hacia el estímulo del consumo, reconociendo las limitaciones de las estrategias anteriores.
Los medios de comunicación estatales, citando a economistas de grupos de reflexión respaldados por el gobierno, sugirieron que el gobierno debería considerar el apoyo directo al consumidor de al menos 1 billón de yuanes (139.000 millones de dólares) a través de dinero en efectivo o vales, lo que requeriría ampliar el coeficiente de déficit actual o aprobar bonos especiales adicionales del Tesoro. Li Daokui, de la Universidad de Tsinghua, abogó por la distribución de cupones de consumo durante el descanso del Día Nacional en octubre.
Sin embargo, entre los economistas persiste el escepticismo sobre la aplicación de tal política, dada la preferencia histórica del gobierno por apoyar a las empresas en detrimento de los consumidores. Xing Zhaopeng, estratega senior para China de ANZ, considera temporal el impacto de los cupones y cree que la recuperación sostenible del consumo depende del repunte del mercado inmobiliario y de los precios de las acciones. Señala que la riqueza inmobiliaria de los hogares se ha desplomado entre un 20% y un 30% desde su máximo, lo que supone un duro golpe para el poder adquisitivo de los consumidores.
Reuters ha contribuido a este artículo.Este artículo fue traducido con la ayuda de inteligencia artificial. Para obtener más información, consulte nuestros Términos de Uso.