Se espera que la reciente postura moderada de la Reserva Federal de EE.UU., señalada por su presidente, Jerome Powell, en el simposio de Jackson Hole (Wyoming), proporcione al Banco de Japón (BOJ) cierto respiro en la gestión de la debilidad del yen. El anuncio de Powell de una inminente bajada de tipos para proteger el mercado laboral ha ido seguido de una subida del yen frente al dólar, lo que apunta a un posible cierre de la brecha de tipos de interés entre EE.UU. y Japón.
Este cambio se produce después de que el Gobernador del BOJ, Kazuo Ueda, declarara ante el Parlamento que el BOJ está vigilando la inestabilidad del mercado, pero mantiene su compromiso de subir los tipos si la inflación se acerca sistemáticamente a su objetivo del 2%. La apreciación del yen es un hecho positivo para el BOJ, que se ha enfrentado a presiones políticas para contrarrestar los efectos negativos de la depreciación de la moneda en el coste de las importaciones, sobre todo de alimentos y combustible.
Sin embargo, el camino del Banco de Japón hacia unos tipos de interés más altos está plagado de incertidumbres, sobre todo porque el planteamiento de Japón contrasta con la tendencia mundial hacia los recortes de tipos. El Banco de Japón está actuando con cautela tras las perturbaciones que sufrió el mercado después de la subida de tipos de julio. El gobernador Ueda subrayó la importancia de la vigilancia ante la continua volatilidad del mercado, reconociendo que los movimientos significativos del mercado podrían influir en las decisiones políticas al afectar a las previsiones de inflación.
El panorama político en Japón añade otra capa de complejidad, con el Primer Ministro Fumio Kishida preparándose para dimitir y la carrera por el liderazgo dentro del partido gobernante en marcha. Aunque muchos candidatos apoyan la estrategia de subidas moderadas de tipos del BOJ, la postura del nuevo líder sobre el aumento de los costes de endeudamiento en medio de la volatilidad de los mercados sigue sin estar clara.
Makoto Sakurai, antiguo miembro del consejo del BOJ, se ha mostrado escéptico sobre la posibilidad de otra subida de tipos este año, sugiriendo que el BOJ podría verse limitado hasta que se estabilice la situación política interna de Japón. Una encuesta reciente de Reuters indica que, aunque los economistas prevén otra subida de tipos del BOJ en 2024, están divididos sobre si se producirá en octubre o en diciembre.
La inesperada decisión del BOJ de subir los tipos en julio y las señales de nuevas subidas provocaron importantes reacciones en los mercados, lo que llevó al subdirector del BOJ a asegurar que no se producirían nuevas subidas hasta que los mercados se asentaran. A pesar de ello, fuentes cercanas al BOJ sugieren que el banco central no se está apresurando a subir los tipos, sino que sigue centrado en su estrategia a largo plazo de aumentar los costes de los préstamos.
El consejero delegado de DeepMacro, Jeffrey Young, cuya empresa está especializada en análisis económicos basados en IA, ha interpretado que los comentarios del BOJ indican una postura positiva continuada sobre la inflación, lo que sugiere la posibilidad de otra subida de tipos a finales de año, salvo perturbaciones en los mercados.
Sin embargo, algunos analistas expresan su preocupación por la fortaleza de la economía japonesa, señalando la debilidad de la demanda interna y el impacto del aumento del coste de la vida en la confianza de los consumidores. Sayuri Shirai, de la Universidad Keio de Tokio, cuestiona la justificación económica para que el Banco de Japón suba los tipos en este momento.
Reuters ha contribuido a este artículo.Este artículo fue traducido con la ayuda de inteligencia artificial. Para obtener más información, consulte nuestros Términos de Uso.