PEKÍN - La actividad de las fábricas chinas se contrajo por quinto mes consecutivo en septiembre, mientras que el sector servicios también experimentó una significativa ralentización, lo que indica la necesidad de medidas de estímulo adicionales para alcanzar el objetivo de crecimiento de Pekín para 2024.
La Oficina Nacional de Estadística (ONE) informó de que el índice de gestores de compras (PMI) subió hasta 49,8 en septiembre, desde 49,1 en agosto. Aunque se trata de la lectura más alta en cinco meses, se mantiene por debajo del umbral de 50 puntos que separa la expansión de la contracción.
Los datos de la Oficina Nacional de Estadística, junto con un informe similar de la encuesta Caixin del sector privado, pusieron de relieve las dificultades que atraviesa la industria manufacturera china. En respuesta, el banco central y los principales reguladores financieros anunciaron el domingo nuevas medidas, entre ellas directivas para que los bancos reduzcan los tipos de interés de los préstamos hipotecarios existentes antes del 31 de octubre.
La semana anterior, las autoridades introdujeron el paquete de medidas de estímulo más ambicioso del país desde la pandemia del COVID-19, con el objetivo de revitalizar una economía lastrada por la crisis inmobiliaria y otros problemas internos.
Además, el PMI no manufacturero, que abarca los servicios y la construcción, cayó a 50,0 en septiembre, el nivel más bajo en 21 meses. En concreto, el PMI de servicios cayó a 49,9, lo que supone la primera contracción desde diciembre del año pasado.
Para seguir apoyando la economía, las autoridades planean recaudar 1 billón de yuanes (142.560 millones de dólares) mediante bonos especiales para subvencionar la sustitución de bienes de consumo y la modernización de equipos empresariales. Se espera recaudar otro 1 billón de yuanes para que los gobiernos locales hagan frente a sus problemas de endeudamiento. Al parecer, estos esfuerzos han empezado a estimular las ventas de automóviles, electrodomésticos y decoración del hogar.
En medio de la ralentización económica, las megaciudades chinas de Shanghai y Shenzhen están dispuestas a relajar las principales restricciones a la compra de viviendas, siguiendo el ejemplo de varias ciudades más pequeñas, en un intento de estabilizar el mercado inmobiliario.
Los analistas han sugerido que el paquete combinado de estímulo y medidas fiscales, estimado en unos 2 billones de yuanes, debería bastar para alcanzar el objetivo de crecimiento de "en torno al 5%", pero el país sigue lidiando con una demanda débil y un panorama comercial mundial difícil. El tipo de cambio actual es de 7,0146 yuanes chinos por dólar.
Reuters ha contribuido a este artículo.
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