En un importante acontecimiento político, dos candidatos en la carrera por convertirse en el próximo primer ministro de Japón han expresado su intención de revisar la legislación laboral del país. Shinjiro Koizumi y Taro Kono, ambos figuras influyentes dentro del panorama político, abogan por cambios que simplifiquen el proceso de contratación y despido de trabajadores por parte de las empresas.
Koizumi, hijo de 43 años del ex primer ministro Junichiro Koizumi, se ha manifestado a favor de revisar las normas de despido como parte de la reforma del mercado laboral. Considera que crear un sistema que fomente el movimiento de mano de obra hacia las empresas de nueva creación y las pequeñas empresas de sectores en crecimiento es una estrategia de crecimiento esencial. Koizumi se ha comprometido a presentar un proyecto de ley de reforma laboral el año que viene si es elegido líder del partido.
Kono, actualmente ministro de Asuntos Digitales y conocido por sus esfuerzos para promover la innovación, ha propuesto un marco de compensación monetaria para los trabajadores despedidos. Este marco pretende resolver los conflictos e introducir más flexibilidad en la mano de obra.
El impulso a la reforma de la legislación laboral japonesa, que ha sido un aspecto definitorio de la cultura empresarial del país durante décadas, llega en un momento en que la nación se enfrenta a un mercado laboral tenso. Los críticos sostienen que las rígidas normas existentes dificultan la transferencia de mano de obra de las industrias maduras a otras en crecimiento donde hay demanda de empleados.
La legislación vigente sobre despidos en Japón se considera imprecisa, pero los precedentes judiciales han fijado un listón muy alto para los despidos. Las empresas deben demostrar la necesidad económica y demostrar que se han agotado todas las medidas para evitar los despidos. Kotaro Kurashige, abogado especializado en temas laborales, ha señalado que estas normas se basan en precedentes judiciales que se remontan a varias décadas atrás.
Las propuestas han suscitado un gran debate y oposición, sobre todo por parte de los sindicatos y los legisladores conservadores, preocupados por la posible pérdida de puestos de trabajo. Tomoko Yoshino, presidenta de Rengo, la mayor organización sindical de Japón, se ha opuesto abiertamente a cualquier relajación de las normas que permita a las empresas despedir a los trabajadores con mayor libertad.
Economistas como Takuya Hoshino, del Instituto de Investigación de la Vida Dai-ichi, también han puesto en duda que la flexibilización de las normas de despido conduzca realmente al rejuvenecimiento económico, sugiriendo que los trabajadores despedidos podrían simplemente trasladarse a empleos peor pagados.
A pesar del rechazo, los defensores de la reforma creen que el actual clima económico, marcado por el fin de la deflación y las importantes subidas salariales, presenta una mayor oportunidad para el cambio que en el pasado. Takeshi Niinami, consejero delegado de Suntory Holdings y una destacada voz empresarial, ha respaldado el debate sobre la reforma de las normas laborales, haciendo hincapié en la necesidad de reevaluar los marcos económicos de la posguerra.
El Partido Liberal Democrático, que cuenta con mayoría parlamentaria, tiene previsto elegir un nuevo líder el 27 de septiembre, y el ganador sustituirá al primer ministro saliente, Fumio Kishida. La carrera por el liderazgo ha atraído a un número récord de nueve candidatos, lo que pone de relieve la posibilidad de que se produzcan cambios políticos significativos en un futuro próximo.
Reuters ha contribuido a este artículo.
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