Por Julio Sánchez Onofre
Investing.com - Nadie es inmune a las recientes turbulencias del sistema financiero detonadas por la quiebra de Silicon Valley Bank (SVB) y Signature Bank en Estados Unidos, así como por la debacle de Credit Suisse (SIX:CSGN), adquirida recientemente por UBS (SIX:UBSG), en Europa.
Y son precisamente los analistas de UBS quienes hacen una observación sobre el sector financiero del país: los bancos de México no son ajenos a la tensión actual que persiste a nivel global.
“En un sistema bancario de reserva fraccionaria, la confianza sigue siendo el pilar fundamental para que todo fluya. Cuando esa confianza se ha resentido, los inversionistas siempre han analizado todos los resquicios del sistema bancario mundial en busca de problemas. El sistema bancario y los mercados de capitales de México están profundamente integrados con otros a nivel mundial, por lo que no son inmunes a la tensión actual”, observan.
Sin embargo, el sentido no es alarmista pues en un reporte reconocen que el marco legal y la fortaleza del sector bancario permiten determinar que el riesgo de contagio “nos parece limitado”. Así lo anotaron Gabriela Soni, directora de Estrategias de Inversión de UBS México, Alejo Czerwonko, director de Inversiones para Mercados Emergentes de las Américas en UBS y Donald McLauchlan, estratega de Crédito para UBS América Latina.
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A decir de los analistas, las reformas de regulación financiera aplicadas tras la crisis financiera mundial han fortalecido el sistema bancario de México pues, a diferencia de Estados Unidos, donde algunos bancos están exentos de cumplir determinadas regulaciones en función de su tamaño, en México todos los bancos están sometidos a las normas de Basilea III.
“El sector bancario dispone de amplias reservas de liquidez para afrontar la posible salida de fondos con un coeficiente de cobertura de liquidez del 289.2% y un coeficiente de financiación estable neta del 140.7% a finales de 2022, muy por encima de los requisitos mínimos del 100%”, explican.
En segundo término, destacan que los bancos mexicanos se financian principalmente a través de bases de depósitos “bastante estables y fragmentadas, con una gran proporción de depósitos minoristas a la vista".
“Esta estructura de financiación los hace menos sensibles al riesgo de refinanciación. En particular, el coeficiente de adecuación del capital (19% a finales de 2022) supera con creces el requisito mínimo del 10.5%. Cabe añadir que los valores mantenidos hasta el vencimiento representan un bajo porcentaje relativo de los activos incluidos en sus carteras de inversión, lo que limita la exposición a las pérdidas no materializadas derivadas de la posesión de valores de renta fija en un contexto de tasas al alza”, mencionan.
En tanto, los expertos ven que las entidades financieras no bancarias podrían mostrarse más vulnerables, “pero creemos que el riesgo no es lo suficientemente grande para poner en riesgo el sistema”.
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Recesión en EE.UU.: el golpe
Según los analistas, las vulnerabilidades sistémicas de la banca parecen bajo control, pero el país no estaría a salvo en caso de ralentización del crecimiento estadounidense.
“Es muy probable que los bancos de Estados Unidos, ahora sometidos a presión, se muestren más cautos para conceder préstamos y presten más atención a la solvencia de los prestatarios”, reconocen.
En consecuencia, el endurecimiento de las normas de préstamo podría debilitar la economía estadounidense y aumentar el riesgo de recesión, lo que a su vez podría repercutir en la actividad más modesta de México.
“En un contexto económico difícil, prevemos un deterioro de la calidad de los activos bancarios mexicanos. En cualquier caso, el riesgo crediticio sigue siendo moderado, con un total de préstamos morosos del 2.1% y un coeficiente medio de cobertura de reservas del 158% a finales de 2022”, aseguran.
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