Investing.com - Puede que la inflación se haya enfriado en los últimos meses, pero no puede decirse que la situación esté bajo control.
Son los precios de la energía los que están causando quebraderos de cabeza a los bancos centrales, ya que afectan inevitablemente a la economía en general.
JPMorgan (NYSE:JPM) ya habla de un nuevo superciclo del petróleo y prevé que en 2030 habrá un déficit de 7 millones de barriles al día en el mercado. Los grandes beneficiarios de los elevados precios del petróleo son Rusia y Arabia Saudí.
Cuanto más suban los precios del crudo en el mercado, más fácil le resultará a Rusia encontrar compradores dispuestos a sobrepasar el precio máximo del petróleo ruso fijado por Occidente en 60 dólares por barril.
Arabia Saudí, por su parte, necesita estos jugosos ingresos no sólo para financiar el presupuesto estatal, sino también para hacer realidad prestigiosos proyectos como la ciudad de "La Línea". A la Casa Real no le interesan los precios bajos, porque supondrían una pérdida de poder si el país tuviera que emprender una política de austeridad.
Naturalmente, los elevados precios del petróleo pasan factura a la economía y para China en particular, como importador neto, esto se convierte en un problema si la fase de precios elevados dura demasiado, según el experto en petróleo Simon Watkins. Fuentes de seguridad energética afirman que China ya tendrá problemas si el crudo Brent sigue en más de 90-95 dólares el barril el año que viene.
Pero esto no es ni mucho menos improbable. En el pasado, siempre se podía contar con que la industria petrolera estadounidense aprovecharía los periodos de precios elevados para aumentar el suministro. No es probable que esto ocurra esta vez, ya que el número de plataformas petrolíferas estadounidenses está disminuyendo a pesar de la subida de los precios.
El Wall Street Journal afirma que las empresas prefieren trasladar los beneficios de los precios altos a los accionistas en lugar de invertir en ampliar el suministro. El vicepresidente senior de ExxonMobil (NYSE:XOM), Jack Williams, lo resume así:
"Si está pensando en la eficiencia del capital y quiere asegurarse de que el negocio es a largo plazo, no es buena idea tener plataformas subiendo y bajando de forma regular".
Los beneficios que se pueden obtener son mayores con actuales los elevados tipos de interés si se deja de lado la inversión en ampliar suministro, lo que sostiene los precios. ¿Por qué gastar dinero en aumentar el suministro y bajar los precios? Exxon obtuvo el año pasado un beneficio récord de 55.700 millones de dólares a pesar del descenso de la actividad de perforación.
Pero la inversión no tiene sentido por otra razón, como explicó el experto del sector Kirk Edwards. Según él, la OPEP siempre está en condiciones de lanzar al mercado 2 millones de barriles al día más. Esto hundiría el precio de 90 a 60 dólares. Quien invierta ahora en un aumento de la producción corre un riesgo incalculable. Por eso la industria prefiere cruzarse de brazos.
Los bancos centrales se encuentran así en una posición difícil en su lucha contra la inflación. Si no aumenta la oferta de petróleo, el precio entre 120 y 150 dólares por barril es realista, afirma Doug Lawler, director ejecutivo de Continental (ETR:CONG).
Una nueva subida de los precios de la energía sería un desastre para la inflación. En Estados Unidos, los precios de la gasolina y la leche ya rozan los 5 dólares por galón y las previsiones no parecen buenas. El Departamento de Agricultura habla ya de otra subida de los precios de los alimentos en el rango de 5,4%-6,2%.
Si los precios del petróleo suben entre un 20% y un 50%, es probable que la inflación de dos cifras vuelva antes de lo que nos gustaría. A los bancos centrales sólo les queda una opción: seguir subiendo los tipos de interés y mantenerlos elevados más tiempo.
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