Por Marco Oehrl
Investing.com - En su última decisión de política monetaria, la Reserva Federal de Estados Unidos decidió volver a subir las tasas de interés en un 0,25%, a pesar de que el sector bancario ya estaba señalando claramente que más medidas de política monetaria acabarían por ser demasiado.
Sin embargo, la Fed insiste en que el sistema bancario estadounidense es resistente, refiriéndose a los tests de estrés realizados periódicamente. Pero como se ha informado recientemente, la revisión del sistema bancario no incluye el factor actualmente tan relevante de la subida de los tipos de interés, por lo que es justo decir que las declaraciones del banco central se basan en un informe que yerra el tiro.
El responsable internacional de acciones de National Alliance Securities, Andy Brenner, declaraba en la Fox News que los problemas del sector bancario estadounidense no han hecho más que empezar.
Peter Schiff señaló en este contexto que las subidas de tipos de la Fed tampoco están ayudando a tener bajo control la inflación, pero eso es exactamente lo que el banco central pretende conseguir con esta medida. El problema, según Schiff, es que el Gobierno estadounidense bombea continuamente dinero nuevo al mercado, como demuestra el renovado debate sobre el aumento del techo de deuda.
"Y mientras el Gobierno siga gastando, la inflación seguirá empeorando, al igual que la actual crisis financiera. Nadie quiere admitir que estamos en una crisis financiera. Ésta ya es peor que la crisis de 2008, y eso que acaba de empezar. Al final, la Fed incluso se verá obligada a recortar los tipos de interés. Y esto en un momento en que la inflación ya es alta".
Según un estudio de las universidades de Stanford y Columbia, 186 bancos estadounidenses están ya en graves apuros. Brenner señala que los bancos acumulan ya 1,9 billones de dólares en pérdidas no realizadas. Y con cada subida de los tipos de interés y cada dólar retirado de los bancos, los balances de las instituciones financieras corren el riesgo de estallarles en la cara.
El hecho de que el sistema financiero estadounidense se encuentre en este dilema es consecuencia del largo periodo de bajos tipos de interés, como dice Peter Schiff. El propio Gobierno estadounidense, a través de los auditores de la FDIC, ha aconsejado a los bancos que se abastezcan de bonos del Estado a largo plazo y valores respaldados por hipotecas de alto precio. Al mismo tiempo, ha hecho posible que estos títulos no figuren en el balance a valores reales de mercado. Son precisamente estos activos los que hacen que los balances parezcan positivos, cuando en realidad su valor en el mercado ya ha descendido 1,9 billones de dólares. Schiff lo evalúa de la siguiente manera:
"Todo este castillo de naipes fue construido por la Reserva Federal y el Gobierno estadounidense. Y ahora que se está derrumbando, fingen que no han tenido nada que ver. En vez de eso, están tratando de averiguar cómo apagar un incendio que ellos mismos provocaron. Y como no podía ser de otra manera, el fuego no se apaga —no, se le echa gasolina".
En todo el país se pueden encontrar incendios latentes ocultos en forma de locales comerciales. Fueron construidos en los últimos cinco años a un tipo de interés inmejorable, pero los elevados tipos de interés de la financiación complementaria no sólo pondrán en aprietos a los constructores, sino también a los bancos que aportan el capital. Peter Schiff concluía afirmando:
"Cuanto más elevados sean los tipos de interés, más difícil será para estas empresas conseguir financiación de seguimiento. Entonces existe un peligro real de quiebras caóticas en toda la economía".
En Europa, mientras tanto, la situación no es mucho mejor, aunque la EZB intente tranquilizar al mercado afirmando que el sistema bancario europeo es más resistente que el estadounidense.
El presidente de la Autoridad de Supervisión Financiera alemana, Mark Branson, declaraba ayer mismo:
"Desde marzo, el sistema financiero mundial se está viendo sometido a una especie de test de estrés en tiempo real… Ponerse en plan 'esto no podría pasar en Europa' estaría totalmente fuera de lugar, en mi opinión".
También envió una clara advertencia a los grandes bancos de que más les vale no jugársela demasiado con negocios arriesgados:
"Fue una preocupación central de las reformas tras la crisis de 2007/2008: Nunca más una institución debe considerarse demasiado grande para quebrar".