Alberto Cabezas
Guadalajara (México), 7 dic (EFE).- El escritor portugués Gonçalo Tavares comparó hoy el trato que han recibido Portugal, España y Grecia durante la crisis económica de los últimos años con el desdén de un joven hacia un anciano que al final de su vida se ha empobrecido.
"Si tú ves a alguien tratando mal a un anciano de ochenta años porque no tiene dinero, dirías que esa persona es un grosero de lo peor. Eso es lo que están haciendo los bancos con los países. Es indignante, ultrajante", dijo a Efe Tavares (Luanda, 1970).
El escritor luso se encuentra en México, donde esta semana participa en la XXVII edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), y ha presentado dos libros suyos.
En entrevista explica que la crisis aún no se ve reflejada en su obra, pero tiene "la certeza de que va a generar algo" eventualmente.
"No quiero hacer un reportaje porque muchas personas lo hacen mejor que yo", centrándose en el miedo, en la desesperación de muchos que en Portugal se han visto afectados por recortes, despidos y situaciones similares.
Según Tavares, "la idea de país es muy abstracta, por eso, cuando tratan mal a uno, no entendemos bien lo que eso es, pero si ponemos la idea de un anciano de ochenta años a quien, por no tener dinero lo maltratas, le dices 'Tú no vales nada'", entonces tenemos una idea muy clara de lo que ha ocurrido en Europa desde fines de 2008.
"Para mí ha sido horroroso la forma cómo no respetaron la historia de Portugal, de España, pero para mí el caso más violento fue Grecia" por ser "el país de Aristóteles, de Platón, de la cultura más extraordinaria, el que nos ha hecho pensar", indicó.
Para el escritor "es evidente que la economía es importante" y que si su Gobierno incumple los requisitos económicos "hay que pensar qué hacer", pero siempre respetando "la historia y la cultura" de cada uno.
En el caso luso refiere que "todas las personas tienen a alguien muy próximo en muchas dificultades, a veces muy buenas, brillantes, con doctorado, con grandes ideas y capacidades que no tienen trabajo", lo que considera enormemente grave.
Tavares, a quien José Saramago (1922-2010) vio potencial para ser en algún momento Nobel de Literatura, tiene un peculiar modo de escribir pues lo hace en un primer momento "muy rápido, torrencialmente".
"Escribo todo, de inicio a fin (...), y después lo dejo de lado durante años, me olvido del texto y después, cuando me olvidé por completo, regreso y empiezo cortando palabras, corrigiendo", una "forma loca de trabajar" que puede durar varios años, asegura.
Además su singular proceso creativo sirve para reducir la obra a su mínima expresión. "A mí me agrada el lenguaje seco, intentar decir las cosas con las mínimas palabras, si lo puedo decir con cinco, mejor que con diez o veinte", señala.
Además, sus relatos suelen tener exactitud pero a la vez estar llenos de ambigüedad.
"Me gusta la idea de que la literatura es también una forma de abrir, de dialogar con el pensamiento de los lectores. Pienso que la literatura debe ser algo para hacer pensar, reflexionar; no me gusta la literatura como pasatiempo. Los hay mejores", indica.
Cree que los libros sirven para "dar placer a las personas pero que es distinto de un masaje físico", más bien cambiando "un poco el modo de entender los comportamientos humanos".
Estos días Tavares ha presentado un libro de cuentos titulado "Canciones mexicanas", y la novela "Aprender a rezar en la era de la técnica".
El primero relata historias de una persona extraviada en Ciudad de México y se basa en observaciones del autor, que se dijo fascinado con la urbe mexicana, una de las mayores del mundo.
"La lógica de la Ciudad de México tiene algo que ver con el proceso creativo, por ejemplo la metáfora, las asociaciones; tiene que ver con juntar, aproximar cosas que están distantes. Esto es mucho el pensamiento creativo", agrega.
En 2014 anuncia que saldrá "Viaje a India", que será "una epopeya" después de haber lanzado recientemente "Atlas del cuerpo y de la imaginación", un ensayo "con muchas imágenes de artistas contemporáneos" que el propio autor considera "muy complejo" y "un poco loco". EFE
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