El dólar estadounidense se erige como el probable beneficiario en caso de una escalada del conflicto comercial entre los países occidentales y China. Con las incertidumbres sobre la política comercial mundial en su punto más alto desde el período 2018-2019, la atención se está centrando en las posibles implicaciones a medida que se acercan las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
Se espera que las próximas elecciones de noviembre intensifiquen estas cuestiones, con nuevos aranceles a las importaciones chinas y probables medidas de represalia anticipadas, independientemente del resultado de las elecciones. China ya ha señalado que cualquier medida de Europa para imponer aranceles adicionales podría desembocar en una "guerra comercial" en toda regla.
El carácter relativamente insular de la economía estadounidense, la prominencia de sus mercados financieros y el dominio del dólar en las reservas internacionales le proporcionan un grado de protección del que carecen otros países.
Aunque Estados Unidos puede experimentar un crecimiento más lento y un aumento de la inflación, estos factores podrían retrasar o anular la necesidad de recortes de los tipos de interés de la Reserva Federal. En cambio, el crecimiento en Europa y Asia podría verse más perjudicado.
Los economistas de Goldman Sachs han analizado los riesgos para el crecimiento de EE.UU. y de la zona euro teniendo en cuenta los comentarios de las empresas, las rentabilidades de las acciones en torno a los anuncios de aranceles y los patrones de inversión. Su análisis sugiere que un retorno a los niveles de incertidumbre de la política comercial vistos en 2018-2019 podría reducir el crecimiento del PIB de Estados Unidos en 0,3 puntos porcentuales, y el impacto en la zona euro podría triplicarse.
Con el crecimiento de la zona euro ya proyectado por el Fondo Monetario Internacional para ser más lento que el de Estados Unidos, en un 0,8% para este año y un 1,5% para el próximo, la región podría enfrentar desafíos significativos, lo que podría conducir a una flexibilización monetaria agresiva por parte del Banco Central Europeo, lo que podría debilitar el euro.
La menor apertura comercial de la economía estadounidense en comparación con sus homólogas europea o china sugiere que las perturbaciones comerciales deberían tener un impacto interno relativamente limitado. Las exportaciones estadounidenses de bienes y servicios representaron el 11,8% de su PIB en 2022, frente al 20,7% de China y el 20% de las exportaciones de bienes de la zona euro. Además, el déficit comercial estadounidense ha disminuido, lo que indica que puede no ser un lastre tan importante para el dólar como lo fue en el pasado.
En medio de estas tensiones comerciales, la inversión extranjera en China está disminuyendo rápidamente, con un rendimiento inferior de las acciones chinas y la caída del yuan a mínimos de siete meses frente al dólar. Las acciones europeas y el euro también han reaccionado negativamente ante la perspectiva de un aumento de los aranceles sobre las importaciones chinas.
Los analistas del Deutsche Bank sugieren que el dólar se mantendrá fuerte durante un periodo prolongado, aunque el impulso podría decaer a medida que avancen los ciclos económicos. Aun así, una postura comercial más agresiva por parte de la próxima administración estadounidense podría reforzar aún más al dólar y, potencialmente, llevar al euro hacia la paridad.
En resumen, a medida que aumentan las tensiones comerciales, el dólar estadounidense puede erigirse en un refugio relativamente seguro, sobre todo si los países occidentales intensifican los aranceles sobre los productos chinos y se enfrentan a medidas de represalia. La resistencia económica de Estados Unidos en comparación con sus homólogos mundiales podría posicionar al dólar para fortalecerse ante el aumento del proteccionismo y la reducción del comercio transfronterizo.
Reuters ha contribuido a este artículo.Este artículo fue traducido con la ayuda de inteligencia artificial. Para obtener más información, consulte nuestros Términos de Uso.