México, 12 ago (EFE).- El presidente de México Enrique Peña Nieto lanzó hoy una iniciativa para modificar la Constitución con el fin de hacer más atractiva la inversión del sector privado en el sector energético y, en materia petrolera, compartir riesgos en exploración y extracción en yacimientos no convencionales.
"Con la reforma que estamos presentando haremos del sector energético uno de los motores más poderosos de la economía nacional", dijo el mandatario mexicano en un acto al que faltaron los líderes de los partidos de la oposición.
El conservador Acción Nacional (PAN) no acudió por diferencias con el Gobierno y el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), porque es contrario a tocar la Constitución.
Rodeado del Gabinete en pleno, así como de destacados representantes empresariales y sociales de México, Peña Nieto presentó una propuesta en la que se garantiza que "el petróleo y los hidrocarburos continuarán como patrimonio exclusivo de la nación".
"Los mexicanos seguiremos siendo los únicos dueños de la renta petrolera", enfatizó Peña Nieto, quien insistió en que las dos empresas públicas de crudo y electricidad, Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), siguen siendo "cien por ciento propiedad de la nación"
En materia de hidrocarburos la propuesta permite establecer "contratos de utilidad compartida con el sector privado" en exploración y extracción de crudo, no así en producción.
También autoriza a conceder permisos a particulares en refinado, petroquímica, transporte y almacenamiento, modifica el régimen fiscal de Pemex y reestructura las filiales, que pasan de tres a dos: una de Exploración y Producción y otra de Transformación Industrial.
Además busca mejorar la transparencia y rendición de cuentas en Pemex y fomentar las compras a proveedores nacionales en el sector de hidrocarburos.
La pretensión es elevar la producción de crudo de los 2,5 millones de barriles diarios a 3 millones en 2018 y 3,5 millones "o más" hacia el año 2025, que sería la cifra histórica de producción que México estaría logrando".
En materia de gas pretende pasar de producir 5.700 millones de pies cúbicos diarios a 8.000 millones en 2018 y 10.400 millones en 2025.
Las inversiones petroleras que se buscan irían dirigidas sobre todo a yacimientos en aguas profundas y, en materia de gas, a la explotación de "gas shale", el que está atrapado en rocas poco permeables por lo que se requiere tecnología especial para su extracción.
En materia de electricidad la iniciativa pretende autorizar "la participación de particulares en la generación de electricidad", y mantener en manos del Estado en régimen exclusivo el control del Sistema Eléctrico Nacional y las redes de transmisión y distribución eléctrica.
Además busca fortalecer la CFE, reforzar la Secretaría de Energía (Sener) y de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), y promover el uso de fuentes poco contaminantes y de bajo costo como la solar, la eólica y el gas.
Categórico, Peña Nieto trató de alejar el fantasma de la pretendida privatización que los críticos afirman que contiene la reforma y recalcó que ambas empresas "no se venden ni se privatizan", e insistió en que lo que su país tiene por delante es una "oportunidad histórica".
El mandatario explicó que el sentido de la reforma es que las dos compañías que son el eje del sector energético del país, Pemex y CFE, "se fortalezcan y se modernicen para volver a ser empresas de vanguardia y cumplir su misión en beneficio de la sociedad".
En el acto el titular de la secretaría de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, reconoció que "está concluyendo para México la era de los yacimientos gigantes en aguas someras que representaron petróleo abundante y con bajos costos" de producción del crudo.
En su intervención Peña Nieto lanzó un mensaje tranquilizador hacia los empleados de Pemex y de la CFE.
"Los trabajadores pueden estar seguros de que sus derechos laborales serán cien por ciento respetados. Para ellos la reforma energética significará más y mejores oportunidades de desarrollo laboral y profesional", agregó.
Insistió en que el objetivo final de la reforma es "beneficiar la economía de las familias, generar más empleos y fortalecer la soberanía nacional".
"Es momento de utilizar toda nuestra energía para mover y transformar a México", añadió el mandatario, cuyo Gobierno espera que la economía mexicana crezca un 3,1 % en 2013.
Este nivel de expansión es inferior al pronóstico del Banco de México y de los mercados, que ya creen que la expansión no llegará a ese nivel debido a la coyuntura internacional y a debilidades estructurales de la economía que, en buena medida, se tratarán de remediar con la recién presentada reforma energética. EFE
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