Ana Botín, presidenta ejecutiva de Banco Santander (BME:SAN), sigue impulsando la transformación de la entidad en una plataforma financiera global más ágil una década después de tomar el timón. A pesar de que las acciones del Santander han caído más de un 30% desde que Botín asumió el cargo en septiembre de 2014, ella sigue comprometida con su estrategia, con el objetivo de aumentar el aprecio de los inversores por el banco, que es ahora el tercero de la zona euro por capitalización bursátil.
Botín, a sus 63 años, es una de las figuras femeninas más destacadas de las finanzas mundiales. Heredó un banco con una fuerte tradición, pero que no estaba totalmente adaptado al moderno entorno regulatorio global, según Larry Summers, ex secretario del Tesoro de Estados Unidos y presidente del consejo asesor internacional del Santander desde 2016.
El mandato de Botín ha sido testigo de importantes cambios en la gestión, con una reducción sustancial de la proporción de altos directivos españoles. Ha defendido su trayectoria, destacando que ha multiplicado por seis la rentabilidad para el accionista y pronosticando un beneficio récord para finales de 2024.
A pesar de ello, el rendimiento bursátil del Santander no ha estado a la altura de algunos de sus homólogos, con un descenso del 35% desde que comenzó su liderazgo, frente a una caída del 2% en el índice STOXX Europe 600 Banks y una ganancia del 3% en las acciones de su rival BBVA (BME:BBVA).
Fuentes internas del banco sostienen que el rendimiento del Santander es mejor si se tienen en cuenta los dividendos y las recompras. Señalan que Botín tuvo que hacer frente a una importante ampliación de capital de 7.500 millones de euros (8.300 millones de dólares) poco después de comenzar su mandato. En general, los valores bancarios europeos no han gozado de buena salud en la última década.
Davide Serra, fundador de Algebris Investments, que posee acciones y bonos del Santander, reconoce los esfuerzos de Botín por integrar las partes fragmentadas del imperio construido por su padre. Cree que los beneficios plenos de este proceso de integración serán más claros en un plazo de tres a cinco años.
El camino de Botín hacia la cima del Santander no estuvo exento de desafíos, incluido un polémico nombramiento de consejero delegado y su posterior retirada en el que se vio involucrado el banquero Andrea Orcel, que supuso el pago de indemnizaciones millonarias por parte del Santander. Además, la significativa influencia de la familia Botín en el banco, a pesar de poseer sólo alrededor del 1,2% de las acciones, ha suscitado el escrutinio del gobierno corporativo.
De cara al futuro, la estrategia de Botín se centra en simplificar la estructura del banco en cinco unidades que atiendan a clientes de todo el mundo y en ampliar la presencia del Santander en el mercado estadounidense. Sus planes incluyen el lanzamiento de una plataforma tecnológica renovada en EE.UU. que, con el tiempo, dará servicio a clientes de consumo de todo el mundo.
Reuters ha contribuido a este artículo.
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