Investing.com - Los inversores de todo el mundo siguen conteniendo la respiración ante el emocionante espectáculo de los mercados financieros. Mientras la rumorología hierve a fuego lento y se suceden las previsiones, surge una pregunta candente: ¿Recurrirá realmente la Reserva Federal, el poderoso organismo que vela por la política de tipos de interés de Estados Unidos, a sus consagradas medidas de rescate?
Las voces influyentes plantean dudas. En primer lugar, el mayor gestor de activos del mundo, BlackRock (NYSE:BLK), emerge del coro de expectativas con una voz discrepante. Los expertos de la entidad no creen que la Reserva Federal estadounidense vaya a lanzarse al rescate y responder con recortes de los tipos de interés como ha hecho en el pasado.
"Los bancos centrales provocan deliberadamente recesiones subiendo los tipos de interés para contener la inflación", señalan los expertos en una nota. "La agitación del sector bancario es, en nuestra opinión, un reflejo del daño y las grietas financieras que seguirían a unas subidas de tipos tan rápidas".
A pesar del terremoto bancario, el banco central de Estados Unidos, la Fed, subió sus tipos de interés de referencia en mayo por décimo mes consecutivo, con un aumento de los fondos de la Fed de un cuarto de punto porcentual hasta el 5,25% a partir del 4 de mayo. Paralelamente, los banqueros centrales insinuaron una pausa de las subidas de tipos de interés en junio para evaluar las medidas tomadas hasta ahora para frenar la inflación y la economía.
Según BlackRock, el daño económico provocado por el aumento de los costes de endeudamiento puede apreciarse en toda una serie de indicadores. Entre ellos figuran los indicadores del mercado inmobiliario, la industria y los consumidores. "Las condiciones crediticias ya se estaban ajustando antes de las turbulencias bancarias y creemos que seguirán haciéndolo", afirma.
La encuesta trimestral Senior Loan Officer Opinion Survey, publicada el lunes, revelaba que alrededor del 46% de los bancos han ajustado las condiciones de crédito para una categoría clave de préstamos para medianas y grandes empresas. Esta cifra contrasta con el 44,8% de la última encuesta de enero.
Esto sitúa las condiciones de préstamo por debajo de los máximos alcanzados durante la crisis financiera y la pandemia, pero más o menos en línea con los máximos registrados durante las recesiones de principios de las décadas de 1990 y 2000. Por el contrario, la proporción neta de bancos que ajustaron las normas de concesión de préstamos para bienes inmuebles comerciales aumentó del 69,2% al 73,8%, cerca de máximos de 2008 y 2020.
El ajuste de las normas de concesión de préstamos significa que a las empresas y los consumidores les resulta más difícil acceder al capital que tanto necesitan. Esto, a su vez, podría limitar la actividad empresarial, ralentizar la inversión e inhibir el crecimiento económico.
A pesar de las grietas que se avecinan y de una inminente recesión, BlackRock no cree que la Reserva Federal estadounidense vaya a recortar los tipos este año, en parte porque es probable que la inflación se enfríe gradualmente y todo apunta a que se mantendrá por encima del objetivo del 2% de la Fed durante más tiempo. Los expertos no comparten las expectativas del mercado de que los recortes de los tipos de interés van a estar pronto en el orden del día.
En cuanto a los mercados bursátiles, los expertos parten de la base de que los mercados desarrollados aún no han descontado totalmente el impacto dañino inminente. "Esto se refleja claramente en las expectativas de beneficios. Es probable que las presiones sobre los costes derivadas de la elevada inflación reduzcan los márgenes de beneficio", advierte BlackRock.
En la actualidad, BlackRock se decanta por la deuda pública a muy corto plazo y los bonos ligados a la inflación como formas de inversión. Además, el gestor de activos está considerando inversiones en mercados emergentes, ya que éstos son más capaces de resistir los desafíos de las principales economías. Entretanto, la calificación de los bonos con grado de inversión se ha rebajado a "neutral", mientras que la de los bonos de alto rendimiento se fijó en "infraponderados". El motivo han sido las turbulencias observadas recientemente en el sector bancario, que probablemente provocarán un mayor ajuste de las condiciones crediticias.