Investing.com - "Asegurarse los rendimientos actuales implica asumir riesgos, pero puede que menos de los que cabría pensar en un principio". Así de optimista se muestra Harry Goodacre, estratega de la Unidad de Investigación Estratégica de Schroders (LON:SDR), a la hora de analizar las opciones interesantes de inversión, más ahora que se avecina un aluvión de bajadas de tipos.
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"Con las recientes caídas de la inflación, los tipos que remuneran el efectivo actualmente la superan. Esta situación no es sorprendente, pero podría ser temporal", explica Goodacre.
"El efectivo no ofrece una fuente de rentas estable, ni siquiera predecible, para los inversores a largo plazo. Los tipos de interés sobre el efectivo no se mantienen constantes a lo largo del tiempo. En cambio, los bonos garantizan los rendimientos a más largo plazo", señala este experto.
"Por ejemplo, los bonos corporativos con grado de inversión ofrecen ahora mismo unos rendimientos de entre el 5 y el 6%, con un vencimiento medio de 9 años. Además, dado que el riesgo de pérdida por impago es muy bajo, pueden ser una opción interesante para los inversores a largo plazo a los que les preocupen menos las fluctuaciones de los precios a corto", añade.
Guiño a la renta variable
"A largo plazo, la renta variable ha batido a la renta fija, que a su vez ha batido al efectivo. En horizontes más cortos, la rentabilidad puede variar, por supuesto. Y las rentabilidades pasadas no garantizan las rentabilidades futuras y puede que no vuelvan a repetirse", explica Goodacre.
"La renta variable ha ofrecido una rentabilidad superior a la inflación durante varios periodos históricos, ya sea en los últimos 5 años (alrededor del 12%) o 50 años (alrededor del 7%). Además, nuestros análisis han demostrado que en cada periodo de 20 años desde 1926, la renta variable ha obtenido rentabilidades superiores a la inflación", señala.
Aspectos a vigilar
"La renta variable es más volátil que la renta fija, que a su vez es más volátil que el efectivo. Por ello, los inversores a largo plazo deben tener cuidado con las reacciones instintivas ante los aumentos de la volatilidad de la renta variable. Los inversores que perciben dividendos quizás estén menos preocupados por las caídas temporales de los precios de la renta variable", resalta Goodacre.
"Las empresas suelen ser muy reacias a recortar los dividendos, por lo que posiblemente los inversores cuyo objetivo es la generación de rentas no sientan directamente la debilidad temporal de los resultados empresariales mientras reciban los dividendos", afirma este experto.
Conclusiones
"Como en todas las inversiones, existe un equilibrio entre riesgo y rentabilidad. Los elevados tipos de interés actuales del efectivo pueden parecer atractivos, pero a largo plazo invertir demasiado en efectivo puede tener inconvenientes. Aunque el efectivo puede proporcionar seguridad de valor nominal, está expuesto a un mayor riesgo de reinversión que activos como los bonos, que pueden bloquear los elevados tipos de interés actuales durante más tiempo", explica Goodacre.
"Y si bien la rentabilidad pasada no es una guía para la rentabilidad futura, a largo plazo la renta variable ha obtenido mejores resultados que el efectivo a la hora de protegerse contra el riesgo de inflación. Así pues, para los inversores interesados en la generación de rentas a largo plazo que estén dispuestos a ver cierta volatilidad en los precios, una combinación diversificada de activos puede resultar atractiva", concluye.
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