El sector petrolero a nivel mundial ha estado perdiendo valor en sus activos, y la constante baja en la demanda, que podría no recuperarse a los niveles pre-pandemia, pintan un panorama complicado para las grandes empresas mundiales que deberán encontrar la forma de encontrar estrategias que continúen garantizando su rentabilidad.
“Se acerca a una transformación de cómo se percibe la explotación de los recursos en la industria”, explicó Érick Sánchez Salas, business developer de IHS Markit.
“Es indudable que la industria petrolera se está alejando de los combustibles porque se alinea hacia la petroquímica y el desarrollo de materiales. Los pilares de la industria como los conocemos se están transformando”.
Dijo que la mayoría de la gente relaciona al sector con la quema de petróleo para la obtención de energía, pero este uso ha entrado en un proceso de pérdida de mercado, lo que pone en duda su futuro.
Esta tendencia ha impactado el valor de los activos petroleros en dos frentes. El primero de ellos es la infraestructura, que pierden valor si no son adecuados para ser utilizados en la producción de un producto redituable en el mercado actual.
Este fenómeno afecta por ejemplo a las refinerías a nivel mundial, lo cual ha provocado el cierre de instalaciones en distintas latitudes.
El segundo es el valor de las reservas probadas.
“El análisis es más profundo y complejo, pero además más grave, y México no está lejos de ello. La tendencia puede llevar a que ciertas reservas, impulsadas por la caída en la demanda y el costo de extracción, hagan inviable la extracción de recursos por la falta de rentabilidad”, dijo Sánchez Salas, quien además recordó que las firmas certificadoras exigen que los recursos que no se puedan monetizar sean eliminadas de los portafolios de reservas.
“Si tus activos pierden valor comienzas a eliminar opciones de capitalización, porque es obvio que no puedes monetizar a través de su venta. Para adquirir deuda se te encarece o se te limitan las fuentes para contratar. Esto construye un escenario muy complejo”, señaló Sánchez Salas.
David Rosales, analista del sector, destacó que los activos del sector energético tienen costos muy altos y muchos stakeholders involucrados, por lo que en última instancia suele haber alguna entidad que atrapa la mayor parte del riesgo. “En caso de refinerías es un poco más complicado y puede no ser así, pero varía de caso a caso”, dijo.
Rosales explicó que los grandes yacimientos aún están encontrando alternativas para mantener su valuación, particularmente entre los países que ejercen control sobre los precios mundiales del crudo.
En este contexto, la producción de Pemex seguirá cayendo debido a la falta de inversión en pozos, explicó Rosales. Las refinerías pueden mejorar su estado, pero no de una forma sostenible, lo que provocaría que Pemex siga sufriendo para pagarle a sus proveedores a pesar de una eventual alza en el consumo mexicano.
Finalmente, Sánchez Salas advirtió que prohibiciones al uso de tecnologías como el fracking limitan las estrategias que las empresas pueden usar para mantener el valor de sus activos, lo que podría afectar la capacidad de respuesta de Pemex ante esta tendencia.
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