A medida que se acercan las elecciones presidenciales en Estados Unidos, la incertidumbre se cierne sobre los ejecutivos de Wall Street en cuanto a su apoyo a uno u otro candidato. Aunque algunas figuras notables como Bill Ackman, John Paulson y George Soros han elegido bando, un número significativo de altos ejecutivos siguen indecisos, cautelosos ante el posible impacto económico tanto del ex presidente Donald Trump como de la vicepresidenta Kamala Harris.
Trump es conocido por aplicar políticas favorables a Wall Street durante su primer mandato, y sigue prometiendo recortes fiscales y desregulación. Sin embargo, sus recientes comentarios sobre el aumento de los aranceles a las importaciones han suscitado preocupación entre los ejecutivos por la posible inflación y el aumento del déficit de Estados Unidos.
Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la campaña de Trump, defiende que sus políticas promoverán el crecimiento y reducirán la inflación, recordando el éxito económico durante su anterior mandato.
Por otro lado, Harris, que se convirtió en la candidata demócrata a finales de julio después de que el presidente Joe Biden abandonara la carrera, es vista como una opción más segura por algunos, pero sigue siendo en gran medida un enigma para Wall Street.
Su plan económico incluye subidas de impuestos, que podrían afectar negativamente a los beneficios de las empresas, pero también se considera una medida que podría ayudar a reducir el déficit. Harris tiene un historial de mano dura con los bancos y ha expresado su intención de mantener el enfoque regulador de Biden.
Bruce Mehlman, de Mehlman Consulting, señaló el deseo de los ejecutivos de entender mejor las políticas de Harris, especialmente después de que su discurso económico del miércoles no proporcionara la claridad que buscaban. Mientras tanto, el enfoque de Trump se considera populista y proteccionista, lo que podría provocar inestabilidad política.
El debate va más allá de las políticas económicas y se extiende a la posible influencia de los candidatos en las instituciones democráticas. Algunos ejecutivos expresan su preocupación por el papel de Trump en el atentado del 6 de enero de 2021 contra el Capitolio estadounidense y su impacto en el Estado de Derecho.
Otros se muestran recelosos ante el compromiso de Harris con las elecciones progresistas de Biden para dirigir agencias, aunque Jon Henes, antiguo presidente nacional de Harris para la financiación de campañas, la describe como práctica y pragmática.
Las donaciones de los sectores de valores e inversiones a fecha de 21 de agosto muestran una preferencia por la campaña de Biden/Harris, con 8,7 millones de dólares aportados frente a unos 3 millones para Trump. Estas contribuciones, sin embargo, no representan la totalidad del apoyo financiero, ya que hay varias formas de canalizar fondos a los candidatos.
La comunidad de Wall Street sigue dividida, y algunos ejecutivos prefieren un escenario en el que una Casa Blanca de Harris esté equilibrada por un Senado republicano, lo que podría dar lugar a nombramientos moderados y subidas de impuestos bloqueadas.
El nombramiento por Trump de Howard Lutnick como copresidente de su equipo de transición y su posibilidad de recurrir a profesionales experimentados del sector financiero ofrecen cierta tranquilidad a sus partidarios.
A medida que se acercan las elecciones, el sector financiero observa de cerca, con la esperanza de obtener más claridad sobre las políticas de los candidatos y sus implicaciones para la economía y la industria.
Reuters ha contribuido a este artículo.
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