El presidente francés, Emmanuel Macron, ha llegado hoy a Belgrado para una visita de dos días destinada a reforzar los lazos de Serbia con la Unión Europea y debatir cuestiones estratégicas como la compra de aviones de combate Rafale.
El viaje de Macron subraya el papel central de Serbia entre las influencias de Oriente y Occidente, ya que la nación sigue tratando de ingresar en la UE al tiempo que mantiene relaciones con Rusia y China.
Está previsto que Macron y el Presidente serbio Aleksandar Vucic deliberen sobre varios temas, entre ellos la adquisición de cazas Rafale de Dassault (EPA:AM) Aviation, la energía y la inteligencia artificial. Se trata de su segundo encuentro en 2024, tras la visita del presidente chino Xi Jinping a Belgrado en mayo.
En unas declaraciones publicadas hoy en el diario serbio Politika, Macron subrayó que la postura independiente de Serbia sólo es viable en el marco de la Unión Europea.
También remarcó la inutilidad del intento serbio de navegar entre potencias mundiales, especialmente a la luz del reciente conflicto iniciado por Rusia.
La Unión Europea es el mayor inversor de Serbia, con numerosos serbios empleados por empresas occidentales. A pesar de esta integración económica, Vucic expresó el miércoles que quedan cuestiones sin resolver en relación con el acuerdo del avión Rafale, estimado en unos 3.000 millones de euros.
Aclaró que las preocupaciones no se referían al coste, sino a ciertas garantías, objeto de negociación en los últimos días.
Serbia ha intentado reducir su dependencia de la tecnología militar rusa, simbolizada por la posible compra del Rafale, que Aleksandar Zivotic, de la Universidad de Belgrado, describió como un alejamiento significativo de la influencia soviético-rusa.
Aunque Serbia ha reducido su cooperación militar con Moscú y ha condenado la invasión rusa de Ucrania, no ha llegado a imponer sanciones contra Rusia.
El ejército serbio sigue utilizando tecnología de la era soviética, pero también ha adquirido equipos de fuentes occidentales, como helicópteros Airbus, radares Thales y misiles franceses Mistral.
La dependencia energética del gas ruso sigue siendo un problema crítico para Serbia, que intenta diversificar sus fuentes. El país también cuenta con el respaldo del Kremlin en su postura contra la independencia de Kosovo, declarada en 2008.
Antes de ingresar en la UE, Serbia debe abordar varias reformas, entre ellas mejorar la democracia, el Estado de Derecho y el poder judicial, erradicar la corrupción y el crimen organizado y alinear su política exterior con Bruselas, lo que puede implicar la adopción de sanciones contra Rusia.
Reuters ha contribuido a este artículo.Este artículo fue traducido con la ayuda de inteligencia artificial. Para obtener más información, consulte nuestros Términos de Uso.