Por Geoffrey Smith
Investing.com -- Es otro día al alza en Europa, ya que el flujo de noticias proporciona cada vez más datos que sugieren que la economía está tocando fondo y, lo que es más importante, que la respuesta de política monetaria cada vez es más coherente y eficaz.
En contraste con los últimos dos días, hay partes de la pantalla en rojo, pero están en gran medida confinadas a aquellos índices menos dominados por los cíclicos, que han pasado de ser los grandes perdedores a los grandes ganadores.
A las 11:30 horas (CET), el índice de referencia Stoxx 600 sube un 0.7%, con el IBEX 35 de España encabezando de nuevo la marcha con una subida del 2.2%. Ya ha subido casi un 7% en la última semana, en respuesta a la reapertura del importante sector turístico el fin de semana.
Los que peor actuación ofrecen son los Países Bajos, donde el AEX se ha visto lastrado por las pérdidas de las acciones de tecnología que parecían ser el refugio más seguro durante gran parte de los últimos dos meses: Prosus, Just Eat (LON:JE) Takeaway y la empresa de pagos Adyen. Asimismo, el índice OMXC de Copenhague, determinado por las acciones de farmacéuticas y de energías renovables, también ha salid perjudicado de la huida hacia las cíclicas.
Tras dos días en que el sector de viajes y el ocio registraban las mayores ganancias, es hora de que las acciones bancarias se sitúen a la cabeza de la reversión media.
El índice bancario Stoxx 600 subió un 4.9% hasta su cota más alta desde finales de abril, y ya ha subido un 18% en términos semanales desde que la muy apreciada casa de investigación Autonomous argumentara que la venta había llegado demasiado lejos.
Los analistas de Autonomous argumentan que los resultados del primer trimestre se han mantenido mejores de lo esperado, y que las medidas de política monetaria de la UE y el Banco Central Europeo han ayudado a eliminar algunos de los obstáculos a los que se enfrenta el sector.
Según los datos recopilados por Investing.com, los bancos europeos operan actualmente a la mitad del valor de sus activos, una valoración que refleja no sólo los desafíos a la hora de obtener un beneficio en un entorno de tasas de interés negativas, sino también el riesgo muy real de que una gran parte de su inversión crediticia se irá al traste a medida que las empresas se desploman y la pérdida de empleos provocan que los hogares pierden los medios para pagar sus deudas. Es fácil ver por qué seis de las 11 mejores actuaciones en España las han ofrecido los bancos, con su gran exposición a un sector que representa el 11% del PIB.
Pero desde el principio, ha quedado claro que los responsables de la política monetaria europeos estaban decididos a no permitir que una crisis que comenzó en la economía real infectara el sistema financiero y creara una destructiva espiral viciosa. Puede que la promesa del presidente Emmanuel Macron de que no se permitiría que ninguna empresa fuera a la bancarrota debido al Covid-19 haya sido una simplificación excesiva poco realista, pero logró llegar al punto principal.
Esta determinación a nivel oficial se pone de manifiesto ahora con las propuestas de la Comisión Europea para un Fondo Europeo de Recuperación de 750.000 millones de euros, de los cuales dos tercios se distribuirán como subvenciones, no como préstamos. Si bien es probable que un puñado de Estados miembros más pequeños se opongan a las propuestas, el hecho de que Alemania, el pagador del bloque, apoye ahora la idea es una diferencia importante entre hoy y la crisis del euro de hace una década.
Los mercados habían juzgado con dureza la reacción inicial de la UE ante la crisis, pero han mostrado una confianza cada vez mayor en ella, ya que sus instituciones se han unido para tirar del carro este último mes. Los diferenciales del rendimiento de los bonos soberanos, un indicador aproximado del riesgo de repunte en la eurozona, han caído a su nivel más bajo de las últimas siete semanas —otro factor que apoya las valoraciones de los bancos.
Puede ser difícil emocionarse en términos de fundamentales con las previsiones de los bancos europeos, pero son especialmente susceptibles a estar sobrevendidos. El índice bancario Stoxx 600 muestra ahora una gran resistencia. La reacción al documento de la Comisión de hoy —y a la probable expansión de los estímulos del BCE la semana que viene— mostrará cuánta (o cuán poca) vida queda en el sector.